Por... Daniel Blanco
Estos 'smartbooks' que adaptan su contenido al alumno y generan reportes para íél y sus maestros, son cada vez más populares en diversas universidades.
En la clase de termodinámica de Luz María Lozano, directora de Calidad Educativa del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, cada alumno estudia con un libro “diferenteâ€, de hecho el libro cambia según las necesidades de cada joven.
Se tratan de textos digitales que cuentan con inteligencia artificial que diagnostica individualmente a cada estudiante para detectar en quíé áreas presentan un conocimiento sólido y en cuáles flaquean; despuíés desarrollan un mapa del conocimiento y contenido personalizado.
Junto con otras universidades del país, el ITESM está probando los ‘smartbooks’ de la editorial McGraw-Hill, disponibles para tabletas, smartphones y computadoras.
“Me pareció muy interesante la respuesta de los muchachos, y sobre todo porque pueden estar no solamente leyendo pasivamente como lo hace uno en cualquier libro. Sí vemos en mi grupo que los alumnos se han interesado mucho más en los temas y llegan ya a la clase con conocimientos básicosâ€, comentó Lozano del Río.
En el primer parcial sus alumnos de cuarto semestre obtuvieron de 10 a 15 puntos más que grupos anteriores, y aunque en el segundo y tercer parcial subieron sólo pocos puntos, lo que considera es normal en el curso, a ella le facilita la enseñanza porque los estudiantes traen una revisión previa de los temas.
El maestro Cíésar Lozano, que imparte Estadística 1 en la Universidad de Guadalajara, señaló que sus alumnos tambiíén están enganchándose con la materia e investigando los temas por su cuenta.
“A nivel de clase en realidad es mucho más fluida porque los alumnos ya llegan con el concepto muy fresco y con los elementos de la fórmula y el efecto de cada una de ellas, bien aprendidas; no nos detenemos tanto en la teoría porque ya es investigada por ellos, entonces nos concentramos en cómo resolver los ejercicios y cuáles fueron los errores que tuvieronâ€, dijo.
En el caso de la UdeG, un grupo lleva la clase con los libros inteligentes y otro sin íéstos. Pese a que en las calificaciones hay una diferencia de sólo tres puntos, Lozano considera que el contraste se da en la comprensión de la información.
“Lo que sí es claro es que la parte teórica les ha quedado mucho más digerida a los alumnos que usaron el ‘smartbook’; estamos viendo que el grupo control que no lo lleva aplica la fórmula pero no sabe quíé es ese resultado, simplemente está practicando bien la fórmulaâ€, dijo Lozano.
“El grupo que lleva el ‘smartbook’ sí está entendiendo quíé es el resultado que les está dando, sí saben interpretar eso, que eso es lo más valioso, más que la calificaciónâ€.
Los libros además generan reportes a los profesores y estudiantes sobre el desarrollo del alumno y quíé tan seguro está de su conocimiento. En Míéxico se utilizan 17 títulos en 10 universidades, mientras que a nivel internacional suman más de 220 temas y más de 2 millones de usuarios.
“Lo que hace nuestra empresa es utilizar la inteligencia artificial para darle al profesor mejores datos para permitir que intervenga con mayor conocimiento y personalización a cada uno de los estudiantesâ€, comentó Fernando Valenzuela, director general de Latinoamíérica de McGraw-Hill Education.
“Hay un menú de informes que se actualiza constantemente en el que tanto profesor como el alumno pueden ver el tiempo transcurrido en el ‘smartbook’ y el porcentaje de respuestas correctas, las respuestas fallidas, los objetivos de aprendizaje más complejos y dónde repasar esta información, el nivel de consciencia de lo que sabemos y no sabemos, y el árbol de conocimiento, que grafica la manera en la que nuestro aprendizaje creceâ€, agregó el directivo.
De acuerdo con la editorial, a nivel mundial el 95 por ciento de los estudiantes reportan una mejora en sus calificaciones de entre 15 y 25 puntos.