Andrea Rodríguez B. Editora Tecnología
La voracidad energíética de la Red impide sentar los cimientos de un porvenir verde. Mientras más información administra, más energía demanda.
Un dato ayuda a ilustrar su descomunal gasto energíético y proviene de la Universidad de Stanford, en EE.UU.: todos los centros de datos, que posibilitan el funcionamiento de Internet, consumen en solo un año la energía que producen 14 grandes centrales elíéctricas.
Si la Red continúa creciendo a los ritmos actuales, lo cual significa que manejará un mayor tráfico de datos, no habrá energía en el planeta que pueda alimentar a este monstruo.
Esta lógica de intercambiarlo todo en línea (música, fotos, audio) tiene una incidencia importante en este gasto. Es un precio que tiene que pagar la humanidad por mantener con vida una infraestructura que ya no resulta sostenible.
Por ahora, la única alternativa viable, y que es discutida por distintos grupos de investigación, es acortar las distancias que recorren los paquetes de datos.
La estructura de Internet exige que la información viaje distancias que alcanzan miles de km. Reducirlas a unos cientos disminuiría el consumo. Si esta opción se aplica, la Internet irá por el mismo camino que otras empresas informáticas que solo sueñan en ‘verde’.