http://www.ay-va.pareymedia.com/news/health/noticia-comeremos-robots-que-curaran-los-males.html“COMEREMOS ROBOTS QUE NOS CURARAN LOS MALES”
Es parte del futuro que nos describe Jonathan Rossiter, director del Grupo de Robótica Blanda de la Universidad de Bristol
España | Cuando hablamos de robots, la imagen que nos viene a la cabeza de inmediato es la de los cyborgs que hemos visto en las películas futuristas, como “Terminador” o “Blade Runner”. Pero, si nos fijamos en lo que está ocurriendo en los laboratorios de robótica, comprobaremos que la diversidad será sorprendentemente enorme.
Los robots creados por el británico, Jonathan Rossiter, son un buen ejemplo. En su laboratorio del Grupo de Robótica Blanda de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, trabaja en el desarrollo de una nueva generación de estos dispositivos: blandos, flexibles y de tamaños muy variados. Incluyendo dispositivos casi microscópicos que operarán dentro de nuestros propios cuerpos.
A diferencia de los robots convencionales, sus creaciones no tienen motores. Y, entre los materiales usados en su fabricación, no figuran ni los metales ni los plásticos. Además, intentan imitar los mecanismos de algunos seres vivos.
“La naturaleza es realmente exitosa. Por eso, puedes construir robots muy interesantes si te inspiras en ella. Por ejemplo, en lugar de tener un robot con materiales duros puedes pensar en él como un organismo. Un cuerpo, músculos, cerebro... Puedes construir máquinas a partir de estas estructuras blandas, combinarlas de muchísimas formas y ponerlas en cualquier lugar”, explica Rossiter.
Las declaraciones fueron hechas por el científico en una entrevista llevada a cabo en Madrid, con motivo de la presentación del libro “El próximo paso: La vida exponencial”, del que ha escrito uno de sus capítulos. Obra, editada por la iniciativa Open Mind de BBVA, que puede descargarse de forma gratuita en su versión para e-book o en pdf en su página web.
La idea de fabricar máquinas flexibles y blandas ha estado presente en el mundo de la robótica desde hace bastantes años, dice Rossiter. “Pero, es ahora, cuando el desarrollo de nuevos polímeros y materiales con propiedades muy diversas y complementarias está permitiendo hacerlos realidad”.
Entre las muchas aplicaciones que tiene en mente este ingeniero británico figuran la limpieza de océanos o lagos, en labores como retirar el petróleo procedente de un vertido o algas, o en sectores como la agricultura, las tareas domésticas o la medicina.
El respeto por el medio ambiente está en el corazón del desarrollo de estos robots blandos. Tenemos, por ejemplo, al pequeño Row-bot: un robot acuático que transforma el agua sucia en energía. “Se come literalmente la basura”, explica. “a la vez que genera electricidad a partir de los microbios presentes en la misma. Energía que le permite auto recargarse, por lo que no necesita baterías”.
Este ingenio se mueve de forma autónoma por el agua. Por ejemplo, puede estar meses en un lago contaminado, debido a su independencia energética. Por eso, sus creadores esperan que pueda ayudar efectivamente en las urgentes tareas de limpieza de mares, lagos y otras masas de agua contaminadas alrededor de todo el planeta.
Dentro de unos años, asegura, será frecuente que los robots entren directamente en el interior de nuestro organismo. “Podremos comer robots que realizarán distintas funciones en nuestro cuerpo, como suministrar tratamientos médicos”, asegura.
La lucha contra el cáncer será uno de los cometidos de estos robots comestibles. Pero no sólo servirán para tratar enfermedades, asegura. También servirán para reparar los estragos que causan ciertas enfermedades, reemplazando las funciones de órganos dañados.
Como por ejemplo: la laringe Un órgano robótico de sustitución permitiría al paciente que sufra una laringectomía volver a hablar, tragar o toser. “Y, este tipo de tecnología médica, podría estar en los hospitales en poco más de una década”, vaticina.
Igualmente, cree que en el futuro habrá prendas de vestir con asistencia de movimiento para personas con movilidad reducida o ancianos que ahora dependen de una silla de ruedas.
Los dispositivos que ya forman parte de nuestra vida, como los teléfonos móviles, ampliarán sus funciones para llevar la comunicación a otro nivel, al implicar en la misma otros sentidos. Aprovechando esos nuevos materiales, no sólo podremos hablar, ver y oír a la persona que esté al otro lado de la línea, sino enviar estímulos que se transmitirán a través del sentido del tacto.
“Al hablar con tu pareja, por ejemplo, le podrás enviar una caricia que ella podrá sentir a través del material con el que se fabricarán los teléfonos”, apunta.
Para finalizar, cabe resaltar, que los robots además de ser biocompatibles también deberán ser biodegradables Y es que, el reducir al mínimo la generación de residuos, es toda una obsesión para ingenieros como Rossiter, que consideran casi tan importante el desarrollo del robot, como hacerlo desaparecer cuando ya deje de ser útil.
“El objetivo es que se autodestruyan cuando ya dejen de cumplir su función”, concluye.