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Autor Tema: Me resultarí­a difí­cil explicar la actual situación a mi hija.  (Leído 512 veces)

Rubican

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ME RESULTARíA DIFíCIL EXPLICAR LA ACTUAL SITUACIí“N A MI HIJA 
 
     Jose Luis Martí­nez Campuzano, Citigroup

Hace unos dí­as leí­a un informe con el siguiente tí­tulo: "El fin del fin de la recesión". No hace falta pensarlo mucho para darse cuenta que sus conclusiones no son precisamente optimistas sobre el futuro de la recuperación.

Realmente tenebrosas a la hora de valorar el reciente rally de los mercados. Bien, no es necesario ser tan negativo. Pero es claro como todos tenemos dudas sobre el futuro próximo. De hecho, desde principios de año he repetido en varias ocasiones las tres fases que tenemos que recorrer para resolver estas incertidumbres:

1. El final de la contracción

2. Recuperar un crecimiento positivo

3. Lograr un crecimiento sostenido de la economí­a

Pese a que por el momento los datos nos confirman que la discusión en estos momentos se centra en la proximidad de la primera fase, los mercados ya están pensando en la segunda.

No es malo: los mercados viven de expectativas. Algunos dirán que anticipan el momento del ciclo. Yo añado que favorecen con su evolución que la predicción se cumpla. Aunque, tambiíén es cierto, la Crisis actual como resultado de una conjunción de crisis financiera y económica, esta última originada por un exceso de apalancamiento en el sector privado que ahora se combate con mayor apalancamiento en el sector público, no responde precisamente a los cánones que inspiran precisamente a los mercados.

En definitiva, los analistas miramos comportamiento pasados similares de las bolsas cuando los fundamentos pueden ser muy diferentes. Es algo que iremos valorando con el tiempo.

El presidente Obama aumentó el optimismo de los inversores al afirmar ayer que la economí­a norteamericana "quizás" estíé viendo el principio del fin de la recesión. Es muy importante enfatizar el quiz ás, como tambiíén escuchar su advertencia de que las medidas de polí­tica económica han impedido la depresión desde la recesión dejando un elevado díéficit público que deber ser saneado en el futuro.

Tambiíén coincido con uno de nuestros economistas USA cuando considera que la "recuperación no es una precondición de la recuperación". En definitiva, la recuperación, díébil o sostenible, llegará en algún momento. Probablemente la estemos viendo ya en los datos del Q3 o en el peor de los casos del Q4. Y estoy hablando de un crecimiento positivo en USA. Un dato que estar explicado por una mezcla de estabilidad en el consumo e inversión empresarial (niveles bajos) y menor drenaje o directamente un comportamiento plano de la inversión residencial e inventarios.

Como ven, un escenario no precisamente ideal. Pero, por algo se empieza. Y una recuperación debe comenzar precisamente por recuperar la estabilidad tras una contracción que ha llevado hasta el momento casi un año y medio.

Los datos ayer de pedidos duraderos han añadido más argumentos en el debate sobre las dos primeras fases anteriores. Cayeron un 2.5% en junio, el mayor descenso desde enero. Pero de la mano de una caí­da del 39% en los pedidos de aviones y del 19.9% en los pedidos de defensa. Sin transporte y defensa subieron un 4.1 %, el mayor aumento desde febrero. Core capital con una subida del 1.4%, la segunda subida consecutiva.

Considerando que la industria de autos la producción apenas supone un 55% de las ventas, es cuestión de tiempo que veamos un repunte de la producción aunque sea para cubrir la desinversión en inventarios.

Y que nos dijo ayer el libro Beige:

1. El ritmo de contracción se modera o se estabiliza en niveles de crecimiento bajo

2. Neto empleo a la baja con muchos sectores reduciendo empleos

3. Díébil mercado de trabajo elimina la presión salarial

4. Reducción de costes por las compañí­as

5. Las compañí­as esperan modesta o limitada recuperación en los próximos seis o doce meses

Conclusión: me resultarí­a muy complicado explicar la actual situación y perspectivas a mi hija de doce años. El de quince años me plantearí­a preguntas que hoy por hoy no puede resolver. Más fácil serí­a todo para el de cinco a os. Y es que aún confí­a plenamente en su padre. Además, siempre puedo cortar en seco sus preguntas.
 


¡Se nos va de las manos!