El ministro alemán de Economía, Rainer Bruederle, ha asegurado que el consorcio automovilístico estadounidense General Motors necesita 3.300 millones de euros para llevar a cabo su plan de reestructuración para Opel y Vauxhall.
Bruederle, que hizo estas declaraciones despuíés de mantener una reunión con representantes de la corporación estadounidense, señaló que su opinión es que General Motors debería financiar por sí misma este proceso de reorganización de Opel.
"Mostríé mi opinión sobre que General Motors debería llevar a cabo por sí misma la financiación", explicó el ministro alemán de Economía, tras el encuentro mantenido con el actual responsable de las operaciones europeas de la compañía, Nick Reilly, y con el responsable de la negociación sobre Opel, John Smith.
Por otro lado, Bruederle afirmó que los directivos del consorcio con sede en Detroit (Michigan) se disculparon por los fallos de comunicación relacionados con su repentina decisión de mantener Opel y Vauxhall dentro de la empresa y de no venderlas a Magna.
Para finalizar, el ministro de Economía de Alemania destacó que los representantes de General Motors aseguraron durante la reunión que presentarán "pronto" el nuevo plan de reorganización que permita asegurar el futuro de la filial alemana.
La dirección de General Motors explicará mañana a los países europeos con fábricas de la compañía los planes de reestructuración de su filial europea Opel tras decidir no vender la empresa al consorcio encabezado por Magna.
Por ahora, los únicos datos conocidos del plan de reestructuración que GM pondrá en marcha para relanzar Opel es que se recortarán alrededor de 10.000 puestos de trabajo en Europa.
El vicepresidente de GM, John Smith, se reunió hoy en Berlín con el ministro de Economía alemán, en lo que supone el primer contacto de alto nivel de la compañía con el Gobierno de Angela Merkel.
La propia Merkel, en su primera declaración de gobierno de la nueva legislatura, afirmó ayer que GM deberá pagar con su propio dinero el coste principal del saneamiento del fabricante europeo de automóviles.
Merkel insistió tambiíén en que General Motors devuelva los 700 millones de euros empleados del críédito puente de 1.500 millones que le otorgó el Gobierno alemán, algo que la empresa dijo que hará antes de finales de este mes.
El consejero delegado de GM, Fritz Henderson, señaló tambiíén ayer, durante una visita a la sede de Opel en Russelheim (Alemania), que la empresa inyectará nuevos fondos en su filial europea. El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, dijo hoy que estaba dispuesto a "escuchar" las propuestas de GM sobre el futuro de la planta de Opel en Figueruelas (Zaragoza), y confió en que su plan sea al menos tan bueno como el de Magna. "Lo importante es ser prudentes y escuchar el nuevo plan", declaró Sebastián en Madrid.
Por su parte, la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, reiteró hoy en Bruselas las advertencias acerca de que la CE controlará estrechamente que las posibles ayudas públicas de los países a Opel se otorguen de acuerdo a las normas comunitarias y sin condiciones "políticas" al mantenimiento de la producción.
Por España, asistirán a la reunión de Bruselas la secretaria general del Ministerio de Industria, Teresa Santero, y el consejero de Industria de Aragón, Arturo Aliaga.
Bíélgica es uno de los países que mira con más aprensión la situación, ya que la fábrica de Opel en Amberes sigue amenazada de cierre bajo GM, igual que ocurría con el plan industrial de Magna.