La fusión entre British Airways e Iberia despega con una decisión inminente sobre la mesa: la renovación de flota de largo recorrido de la filial con sede en Barajas. De ahora a 2018, a Iberia le cumplen los contratos de hasta 25 aviones que operan en las rutas transatlánticas y debe tomar una decisión que, realizando un cálculo bastante moderado, no bajará de los 3.700 millones de euros de inversión.
Si hasta ahora los equipos de fusión de ambas aerolíneas han estado tratando cuestiones de integración de culturas empresariales y de búsqueda de sinergias (ahorro de costes), una vez que se ha recibido el visto bueno por parte de Competencia (y sólo a falta de la aprobación de la operación despuíés del verano de ambas juntas extraordinarias de accionistas), ya puede empezar a diseñar su estrategia y a tomar decisiones en este sentido.
Y una de las asignaturas pendientes más evidentes es la flota de largo radio de Iberia, que ha retrasado su sustitución casi dos años en espera de que el proceso de fusión estíé totalmente encaminado.
De hecho, la aerolínea presidida por Antonio Vázquez ha ido supliendo en este periodo sus necesidades básicas incorporando varios A340-600, un avión con capacidad para 380 pasajeros con el que cubre las rutas a Latinoamíérica y EEUU.
Según recoge el informe anual de Iberia del pasado ejercicio, a 13 aviones A340-300 les vence su contrato de leasing entre los ejercicios 2010 y 2015. A esta cantidad habría que sumar otros 12 aparatos del modelo A340-600 a los que tambiíén se les acaba entre 2015 y 2018.
Varias alternativas
Para reemplazar estas 25 unidades existen varias alternativas, según explican fuentes conocedoras del proceso. Una de ellas, la menos probable, es seguir adquiriendo el modelo A340-600, como de hecho ya se ha realizado en este ejercicio por razones de urgencia.
No es ningún secreto que en lo que va de 2010 Iberia ha recibido tres aviones de este modelo y ha elegido el ríégimen de arrendamiento operativo (que es un alquiler con opción a compra) para su incorporación.
En el caso de las dos últimas adquisiciones, el plazo de arrendamiento, cuya operación ha sido estructurada por el Santander, ha quedado fijado en 12 años y el importe de la transacción ha alcanzado los 246 millones de dólares.
Cada aparato supone un desembolso de 123 millones de dólares, un importe más barato que el precio de catálogo de 264 millones de dólares, aunque si Iberia se quedara con el avión tendría que realizar un nuevo desembolso económico.