BBVA está inmerso en una ampliación de capital de 5.060 millones de euros con los que financiará la compra de Garanti Bank. La operación le costará al grupo financiero español unos 152 millones de euros en comisiones, un 4,14% de su beneficio hasta septiembre. Sin embargo, el precio por asegurarse el íéxito de la colocación es un 30% inferior al que pagó Banco Santander en octubre de 2008, cuando pidió al mercado 7.000 millones para reforzar sus recursos propios.
En aquella ocasión, Emilio Botín tuvo que abonar una comisión del 2,5% sobre el importe total para que una serie de bancos le aseguraran el íéxito de la misma. Es decir, para que en caso de que los accionistas no suscribieran la ampliación, dichas entidades –Merrill Lynch, Bank of America, Credit Suisse y Calyon- se comprometieran a quedarse con los títulos que no fueran adquiridos. Es lo que se conoce como comisión de aseguramiento.
Ahora, a BBVA le han exigido pagar una prima del 1,75% para garantizarse el final feliz de su ampliación de capital. Es la comisión que le pagará a Morgan Stanley, Goldman Sachs, Sociíétíé Gíéníérale, Citi, JP Morgan, UBS, Credit Suisse y Nomura, que ingresarán 88,55 millones por este concepto. Además, tienen la oportunidad de ganar otro 0,15% adicional, unos 7,5 millones más, si la transacción acaba de forma satisfactoria.
A esos cerca de 96 millones en comisiones bancarias, BBVA tendrá que hacer frente a otros gastos, como son los del registro mercantil –los segundos más elevados, con 50,5 millones-, las tarifas de la bolsa española, las de la CNMV y las legales. Aquí el gran beneficiado es Garrigues. Unos 56 millones adicionales que elevan los costes totales de la emisión a algo más de 152,43 millones, el 3,01% de la operación. A Santander, ampliar capital a finales de 2008 le supuso un desembolso de 258,99 millones de euros, el 3,6% sobre el total
Por tanto, BBVA ha pagado un 30% menos respecto a lo que le costó al primer banco del país recomponer su capital. Fuentes financieras aportan un dato esencial para explicar la diferencia tan sustancial: el momento de la operación. Porque el primer banco español salió a pedir dinero al mercado apenas dos meses despuíés del colapso de Lehman Brothers, con inmensas dudas sobre la solvencia de Merrill Lynch, Bank of America y AIG, con las primas de riesgo sobre el sector bancario en máximos históricos y con enormes dudas sobre la solvencia de todo el sistema financiero.
Aunque los mercados no se han normalizado y la tensión se ha recrudecido en la última semana, la situación es mejor que la de finales de 2008, un descenso de la volatilidad que facilita encontrar bancos de inversión dispuestos a asegurar determinadas emisiones a cambio de comisiones más baratas. Prueba de ello es que Santander fijo el precio de la ampliación en 4,5 euros por título, con un descuento del 46% sobre el cambio en bolsa. BBVA tan solo ha tenido que ofrecer una rebaja de cerca del 25%.
Pese a ese precio de derribo, el banco presidido por Emilio Botín sufrió un duro ataque de los cortoplacista hasta el punto de que la acción llegó a pagarse a 4,90 euros, apenas un 13% por encima del valor establecido en la ampliación. Algo parecido le está pasando a BBVA, que desde que anunció la compra de Garanti y la emisión paralela de hasta 5.060 millones ha perdido un 8,5% de su valor.