El presidente del Gobierno, Josíé Luis Rodríguez Zapatero, está decidido a acometer de una vez por todas el saneamiento del sistema financiero español, concretamente de las cajas de ahorros. Y para ello, está dispuesto a aportar una megainyección de capital público al sector, que sería como mínimo de 30.000 millones y podría llegar en caso extremo hasta los 80.000, según fuentes conocedoras de la situación.
Esta decisión se debe a que tanto Zapatero como Elena Salgado consideran que el Gobierno ha puesto en marcha todas las medidas necesarias de ajuste y que están dando sus frutos, como muestra la reducción del díéficit público. Y echa la culpa del castigo que sufre nuestro país en los mercados a la desconfianza en el sector financiero, algo en lo que coincide con numerosos expertos.
Zapatero ya dio a entender que quería meter mano a las cajas en la presentación del informe económico de Presidencia, donde dijo que "nos apremia un objetivo, un gran objetivo: que todas las entidades mejoren lo antes posible su estructura de capital y la calidad del mismo para que se pueda normalizar finalmente el flujo del críédito y la estabilidad del conjunto de las cajas".
En este saneamiento radical de las cajas de ahorros aflorarían todas las píérdidas ocultas de golpe, con el fin de intentar acabar con esta falta de credibilidad del sector. Eso es algo por lo que vienen abogando los bancos desde hace más de unos años, en especial los dos grandes. De hecho, las fuentes consultadas aseguran que Zapatero cuenta con el apoyo de Botín y Francisco González al movimiento.
Pero claro, este saneamiento requeriría una una recapitalización masiva, que se movería entre los 30.000 y los 80.000 millones en función de quíé porcentaje de los activos problemáticos detectados por el Banco de España (181.000 millones) tengan que provisionarse finalmente contra los resultados de las entidades. Será el propio supervisor el que determine la cantidad necesaria para cada caja.
Imposible captar ese dinero en el mercado
Aunque en el Ministerio de Economía sostienen que ese capital se puede obtener de forma privada en el mercado, lo cierto es que ahora es imposible que una caja emita deuda, y mucho menos instrumentos de capital. "No es que las cajas produzcan rechazo, es que están apestadas", afirmó el economista jefe de Intermoney, Josíé Carlos Díaz, en unas recientes jornadas del sector en Granada.
"Ahora mismo nadie está dispuesto a convertirse en accionista de una fusión de cajas, sin visibilidad sobre la dimensión real de sus problemas, con consejos hipertrofiados para dar cabida a todos los altos cargos, con un fíérreo control político que no ha desaparecido, etc.", opina otro experto en el sector.
Por tanto, si es imposible captar este capital de forma privada, tendría que ser con dinero público. Es decir, del FROB. Lo cual requeriría un fuerte aumento de la deuda pública para financiarlo, pero el Ejecutivo considera que el fin de la incertidumbre sobre el coste del inevitable rescate del sector financiero compensaría este incremento. Y, por tanto, no se traduciría en una nueva subida de la prima de riesgo. Además, la ratio de deuda pública sobre PIB de España seguiría por debajo de la media europea.
El FROB controlaría las cajas
Las fuentes consultadas aseguran que estas inyecciones del FROB ya no tomarán la forma de participaciones preferentes como hasta ahora, sino que serían directamente core capital (cuotas participativas o acciones si se transforman en bancos). Esto significa que el dinero no estaría remunerado -ahora el FROB cobra un 7,75% anual- pero se compensaría con derechos políticos; es decir, sería el Gobierno el gestor real de las cajas.
Según publicaba ayer La Vanguardia, esta recapitalización masiva se completaría con la obligación de que todas las cajas se reconviertan definitivamente en bancos y de que los SIP (fusiones virtuales) se transformen en fusiones completas. Según este periódico, el Gobierno podría adoptar estas medidas por vía de Real Decreto antes de fin de mes.