INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Mitos fundamentales sobre la inmigración...  (Leído 259 veces)

OCIN

  • Moderador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 97.745
  • Karma: +8/-12
  • Sexo: Masculino
Mitos fundamentales sobre la inmigración...
« en: Julio 26, 2011, 10:00:24 am »
Por...  Jorge Majfud
 

En casi todos los paí­ses y a lo largo de diferentes íépocas, las clases más conservadoras han estado siempre en los extremos de la pirámide social. En Estados Unidos la retórica conservadora ha logrado captar parte de los sectores de los extractos más bajos de la sociedad, no recurriendo a liberar a los ricos de impuestos (para esto está la ideologí­a del “trickle down”) sino creando el demonio del inmigrante ilegal. No hay nada mejor para canalizar las frustraciones de las clases más bajas que crear enemigos tribales dentro de la misma clase.
 
Así­ se han aprobando leyes como en Arizona y en Georgia, que criminalizan a “los sin papeles”, lo que ha provocado la fuga de muchos trabajadores indocumentados de un estado a otro. Como resultado, los pequeños y medianos empresarios del área de la construcción y sobre todo de la actividad agrí­cola se quejan que no hay brazos para levantar las cosechas. Solo en la costa oeste los puestos de recolectores sin ocupar superan los cientos de miles. Claro, hay que trabajar sin aire acondicionado.
 
Innumerables estudios (ej. Damian Stanley y Peter Sokol-Hessner, NYU; Mahzarin Banaji, Harvard Univ., etc.) han demostrado que el miedo al otro es prehistórico y provoca reacciones negativas hasta en la persona más pací­fica cuando se le presentan diferentes imágenes de diferentes rostros. No obstante, aquellos que entendemos que existe cierto grado de evolución humana, no defendemos un rasgo milenario por el sólo hecho de ser milenario. Podemos asumir que el amor y el odio, el temor y la solidaridad, como lo sugieren las mayores obras de arte, son emociones irreductibles, no cuantificables por principio y definición, y seguramente inmanentes a todos los seres humanos a lo largo de la historia. Pero no las formas en que los individuos y las sociedades se relacionan para desarrollarse y evolucionar. Si no hay progreso histórico en cada individuo (cualquier tibetano del siglo V puede ser social y moralmente superior a un habitante contemporáneo de Rio o Filadelfia), en cambio podemos esperar que sí­ lo haya en una sociedad dada que es capaz de aprovechar la experiencia histórica, propia y ajena. Si en los primates existe la mentira, la explotación y las jerarquí­as sociales y polí­ticas (Frans de Waal, etc.), ello no es un indicio de que estas estructuras (culturales) sean insuperables sino, a juzgar por las diferencias entre algunos hombres y un orangután, todo lo contrario. Al menos que los conservadores propongan a los monos como pruebas, no de una posible evolución sino de la imposibilidad de evolucionar.
 
En la problemática de la inmigración inevitablemente juegan estos elementos primitivos, aunque maquillados con retóricas cargadas de preceptos ideológicos sin una racionalidad mí­nima. Por lo tanto son mitos, creencias indiscutibles (es decir, realidades) para determinados grupos, producto de repeticiones, sobre todo mediáticas.
 
Mito I: Con los inmigrantes aumenta la criminalidad
 
Falso. Diferentes estudios de diferentes universidades (Robert Sampson, Harvard University; Daniel Mears, Florida State University; Public Policy Institute of California, PPIC, etc.) han demostrado claramente que a un incremento de la inmigración sigue un descenso de la criminalidad. Tambiíén se ha observado que sobre todo la primera generación de inmigrantes es menos propensa a la violencia que la tercera, muy a pesar de las mayores necesidades económica que suele sufrir la primera generación. La relación inversa entre violencia e inmigración latina, puede resultar paradójica, considerando la violencia brutal que existe en las sociedades de las que proceden estos inmigrantes. Paradoja que, como toda paradoja, es apenas una contradicción aparente con una lógica interna; obviamente, muy fácil de explicar.
 
Mito II: Los inmigrantes le quitan los trabajos a los nacionales
 
Falso. En todos los paí­ses del mundo siempre se ha buscado a alguna minorí­a díébil para descargar todas las frustraciones de cada crisis. En Estados Unidos algunos desempleados se quejan de que los inmigrantes ilegales les quitan los trabajos, lo cual resulta una muestra de íépoca inteligencia y probablemente de mala fe: es mejor quedare en casa o salir a comer a un restaurante con el dinero del Estado que ir a hacer trabajos duros que sólo aquellos inmigrantes pobres (los ricos no emigran) son capaces de hacer.
 
Los inmigrantes más pobres no hablan inglíés (en ocasiones, los mexicanos y centroamericanos ni siquiera hablan español), no conocen las leyes, no tienen papeles para trabajar, son perseguidos o viven escondiíéndose y aún así­ consiguen trabajos que los “pobres americanos” no pueden conseguir. ¿Cómo hacen?
 
Por el contrario, estudios serios demuestran que la inmigración ayuda a crear nuevos puestos de trabajo (Gianmarco Ottaviano, Universití  Bocconi, Italia; Giovanni Peri, University of California). Según un estudio de Pew Research Center, en los tres últimos años la inmigración ilegal latinoamericana a Estados Unidos ha caí­do 22 por ciento, sin que esto haya significado un descenso de la tasa de desempleo. De hecho, sólo los inmigrantes indocumentados aportan más de medio millón de consumidores al año.
 
Mito III. Los inmigrantes ilegales son una carga porque usan servicios públicos que no pagan

Falso. Cualquier ciudadano desocupado o que gane menos de 18.000 dólares anuales hace uso gratuito de cualquier servicio míédico y de muchos otros servicios públicos y privados, como vivienda y pensiones. Los trabajadores sin papeles acuden a un servicio sanitario en última instancia (The American Journal of Public Health) y en muchos casos pagan por consultas y tratamientos. Muchos ni siquiera denuncian robos y abusos. Ningún camionero pretenderí­a lucrar con su máquina sin llevarla alguna vez al mecánico, pero muchos ciudadanos que se benefician de los trabajadores indocumentados esperan que íéstos nunca acudan a un hospital, a pesar de que los trabajos que hacen suelen ser los más peligrosos e insalubres.
Según la National Academy of the Sciences de Estados Unidos, los números muestran que estos inmigrantes aportan más de lo que toman de la economí­a nacional. Según el economista Benjamin Powell, estos trabajadores aportan 22 billones de dólares anuales y su legalización fácilmente aumentarí­a esa cifra.
 
En tíérminos globales, el principal factor que pone en ventaja a Estados Unidos con respecto a las demás economí­as desarrolladas (incluida la emergente China) radica en su todaví­a alta tasa de trabajadores jóvenes, en gran medida debido a la alta tasa de natalidad entre la población hispana y a la inmigración misma, sin la cual programas como el Social Security serí­an insostenibles en un futuro cercano.
 
Mito IV. Los indocumentados no pagan impuestos
 
Falso. Los indocumentados pagan impuestos de muchas formas, directas o indirectas. Según cálculos de los últimos años, cada inmigrante ilegal paga miles de dólares en impuestos, mucho más que muchos ciudadanos inactivos. En total, el Social Security recibe más de 9 billones de dólares anuales de estos contribuyentes que probablemente nunca reclamarán ninguna devolución en forma de pensiones o beneficios. Actualmente hay cientos de billones de dólares aportados por trabajadores fantasmas (Eduardo Porter, New York Times; William Ford, Middle Tennessee State University; Marcelo Suárez-Orozco, New York University).
 
Mito V: Los inmigrantes ilegales tienen poder corporativo
 
Falso. Los inmigrantes no nacionalizados, sobre todo los ilegales, no votan en ninguna elección. En muchos casos ni siquiera pueden votar en las elecciones de sus paí­ses de origen, aunque sus millonarias remesas nunca han sido rechazadas ni despreciadas.
El slogan de “latinos unidos” es un buen negocio para las grandes cadenas de medios hispanos en Estados Unidos, pero esta unión es muy relativa. Aunque hay un sentimiento de “hispanidad” dentro de cualquier mundo “no hispano”, lo cierto es que las rivalidades, rencores y chauvinismos solapados surgen apenas “el otro no hispano” desaparece del horizonte tribal. Tambiíén los estatus legales e ideológicos son, en casos, radicalmente inconciliables. Basta con considerar un trabajador mexicano ilegal y un balsero cubano, protegido por ley.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...