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Autor Tema: Sanando las heridas del pasado  (Leído 912 veces)

Scientia

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Sanando las heridas del pasado
« en: Agosto 25, 2011, 11:08:39 pm »
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Sanando Las Heridas Del Pasado (Programa radial miercoles 9 de abril 2008)

Heridas del alma que aún no han sanado, ¿quíé producen?
Las heridas de nuestra alma y corazón, que todaví­a no sanan, nos impiden crecer en los planos personal y espiritual.
Sinnúmero de personas gozan de capacitación acadíémica e incluso ministerial; pese a ello permanecen estancadas. No dan un paso ni adelante ni atrás. ¿La razón? Dentro guardan conflictos sin resolver, que marcaron sus existencias y que se constituyen en obstáculos enormes para dar pasos sólidos hacia su desarrollo.

¿Cuáles son algunas de esas heridas?
Entre las heridas que estudiaremos figuran:

La auto aceptación
¿Ha meditado en el impedimento que representa para hombres y mujeres el hecho de no aceptarse tal como son? Hay quienes se miran al espejo e inmediatamente se sobresaltan e incluso rechazan porque no comparten el que tengan una nariz de tal o cual forma, que tengan unos kilos de más, que en el rostro muestren presencia de acníé, porque son bajitos o tal vez muy altos.
Hay algo dentro que no les gusta y por años arrastran esa inconformidad hasta tal punto que se rechazan a sí­ mismo y mentalmente, cuando analizan sus actividades, se culpan porque "no sirvo para nada", "con este cuerpo, ¿quíé más podrí­a lograr?" Y buen número de apreciaciones erradas que tomarí­a mucho tiempo y espacio enumerar.
Una actitud crí­tica y rechazo
Con frecuencia muchos infantes son el blanco de las crí­ticas de sus padres. Por alguna circunstancia, hay algo en los chicos que no satisface plenamente las expectativas de sus progenitores y lo expresan sin tener en cuenta que cada palabra encierra un poderoso mensaje se guarda en el inconsciente de cada menor.
Tambiíén encontramos el caso de madres embarazadas que rechazan el ser que llevan dentro y manifiestan rabia, antes que amor a la pequeña vida que se está gestando.
Una vez avanzan en su proceso de crecimiento, comienzan a aflorar las consecuencias de la actitud crí­tica y el rechazo del que fueron ví­ctimas. Sus reacciones hacia sus semejantes reflejan todo lo que guardan en su existencia, que fue grabado con letras indelebles por los gestos y palabras de sus padres.
Inseguridad
Cuando un menor, adolescente o joven no encuentra seguridad en sus padres, desarrolla en su ser un estado de inseguridad que le impide avanzar con pasos firmes en cualquier proyecto o empresa. Las relaciones sentimentales e interpersonales se ven afectadas.
Por el contrario, quienes se edifican en un ambiente seguro y gozan de la aceptación de sus progenitores, desarrollan en su vida tal seguridad y pueden brindar a su semejante aceptación, aprobación y comprensión.
Carencia de auto perdón
Dentro de las heridas del alma que persisten y que se convierten en obstáculos, ocupa un sitial importante el sentimiento de culpa y falta de perdón que cargan a sus espaldas quienes obraron de alguna manera en el pasado y reconocen que no estuvo bien.
Un ejemplo es la mujer que cometió un aborto. Con el paso de los años el sentimiento de culpa se torna más pesado y se rechaza por considerar que "no debí­ obrar así­".
No se perdonan a sí­ mismos y por tanto, así­ se les explique que Dios ya les perdonó cuando se arrepintieron, no aceptan esta realidad.
Sentimientos de odio y resentimiento
Cuando la persona toma conciencia del daño que le causaron desde la niñez, tiende a desarrollar en su corazón el resentimiento y odio hacia sus padres, familiares, personas cercanas y—en las etapas posteriores—compañeros de trabajo o aquellos con quienes en hechos aislados tuvo una relación sentimental.
¿Cómo avanzar en el proceso de Sanidad Interior?
El primer paso sin duda, es reconocer que muchos de nuestros pensamientos y actitudes no están bien, y son el fruto de hechos traumáticos que nos acompañan desde la niñez, adolescencia, etapa joven o la adultez. Admitir que hay un desequilibrio es el mayor reto.
El segundo reviste igualmente mucha importancia. Consiste en elaborar una lista con haciendo recuento de las escenas, palabras e incidentes que marcaron nuestra vida. Allí­ cabe incluir tambiíén los aspectos que no nos gustan de nosotros mismos.
Un tercer paso es aceptar que nuestro Padre es un Dios de perdón, el cual se hizo realidad en la obra sacrificial del Señor Jesús en la cruz. Allí­ nos perdonó todas las culpas.
Gracias a esa misericordia inmerecida, es necesario pedirle a Aquíél que todo lo puede que nos ayude a comprender, aceptar y embargarnos de su amor ilimitado. Sólo así­, cuando abrimos el corazón a su mover poderoso, podremos perdonar tambiíén a otros.

Recordemos que si bien es cierto no podemos viajar en el tiempo hacia los instantes en que ocurrieron hechos traumáticos en nuestra vida, con el propósito de resolver los conflictos que se generaron, sí­ podemos entregar todos esos sentimientos y emociones –todaví­a sin sanar—en manos del Señor Jesucristo para quien no hay tiempo porque í‰l es eterno. Cuando lo hacemos, es posible que haya Sanidad Interior.

Una forma práctica es llevar todo el odio, resentimiento, temor, celos, inseguridad y otras heridas, en oración al amado Hijo de Dios. Siíéntalo allí­, a su lado, de quíé manera toma en sus manos todas sus frustraciones y dolor.

No olvide que í‰l dijo: "Venid a mí­ todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haríé descansar." (Mateo 11:28)

Nuestro amado Salvador espera que usted le entregue todo cuanto ha guardado en su corazón. Una vez lo deposite todo en Sus manos, pí­dale allí­ en oración que comience a sanar todo su ser. í‰l lo hará, sin duda, porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros ya que dijo: "...yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." (Juan 10:10 b.)

Cristo Jesús llevó nuestros pecados pero tambiíén nuestras enfermedades y traumas hasta la cruz. Y allí­ nos hizo libres. Ese es un principio que debemos grabar en el corazón de quienes vienen en busca de orientación y Consejerí­a. Y, por supuesto, ayudarles en su proceso de sanidad...
Niño Interior

Para sanar nuestro niño interior debemos dejar de esconderlo y permitirle volver a surgir, y si quisiíéramos un cambio en nuestro pensar, sentir y actuar debemos trabajar en lo que se considera importante de nuestra niñez, por sencillo o difí­cil que parezca, ya que todo lo que vale la pena en la vida requiere de un gran esfuerzo.
Enfrentarnos a este trabajo no resulta de manera accesible a todas las personas y aunque es más cómodo evitarlo, debemos concienciar nuestro comportamiento neurótico, que es el resultado de un gran dolor acumulado.
Este proceso lo podemos iniciar considerando los siguientes aspectos:
1. Aprender a compartir nuestras emociones de una manera asertiva.

2. ALograr una conexión interpersonal cuando somos reflejados por alguien más.

3.Identificar nuestros traumas de la niñez para poder exteriorizarlos y posteriormente hablarlos, analizarlos y aceptarlos.
4. Reconocer si hay desamparo para relacionarlo con nuestra vulnerabilidad

5. Aceptamos de una manera integral con amor para así­ poder expresar nuestras necesidades y deseos.

6. Ejercitarnos en reconocer nuestra propia imagen y decidir si requerimos o no de un cambio.

7. Desarrollar la capacidad de reconocer nuestros errores y podernos aceptar como seres imperfectos para finalmente lograr un diálogo interior que es la base de nuestro poder personal, y así­ lograr una vida coherente y plena.
Declará:
1.Nunca sentiríé lástima de mí­ mismo: -"¡Ay! lo que me pasó, ¡ay! lo que me hicieron", ¡No tengas lástima de ti ; no te eches la culpa de lo que no hiciste.

Nunca permitas que venga nadie a acusarte de lo que no hiciste. Nunca permitas que nadie te recuerde pecados perdonados porque lo que está perdonado no existe más. Nunca permitas que nadie te acuse, debíés aprender a auto bendecirte: "Lo puedo en Cristo, algo tremendo te ha pasado pero puedíés volver a levantarte porque el justo se cae pero vuelve a levantarse en el nombre del Señor".
Puedíés salir del trauma, del dolor, puedíés ponerte de pie porque Cristo está dentro de tí­.

2-No dejaríé que mis pensamientos me arrastren: no te muevas por lo que piensás y sientes. Tieníés que ser leal a la verdad y no a tus sentimientos. Tu lealtad depende de tu amor a la verdad.

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