Por... Carlos Ayala Ramírez
Recientemente se publicó el Cuarto Informe Estado de la Región (2008-2011), con el subtítulo “Un Informe desde Centroamíérica y para Centroamíéricaâ€; elaborado con la participación activa de investigadores y centros de pensamiento de todo el Istmo, y auspiciado por el Gobierno de Dinamarca, a travíés de su Agencia para el Desarrollo Internacional (Danida). El Informe pretende ser un instrumento para reflexionar de manera informada sobre el presente y el futuro de Centroamíérica; para promover procesos efectivos de petición y rendición de cuentas; identificar posibles acciones para ampliar oportunidades y potenciar las capacidades de la población, y proporcionar las bases tíécnicas para un diálogo social y político conducente a la promoción del desarrollo humano sostenible en la región.
Uno de los presupuestos básicos del Documento es que en Centroamíérica pese a los malos tiempos, se continuaron registrando avances, pero tambiíén preocupantes retrocesos que, en general, vinieron a aumentar las brechas en la región y en los países. Veamos de manera concisa cuáles fueron los progresos y cuáles las involuciones:
El Informe identifica progresos en áreas claves para el desarrollo humano sostenible, aunque a ritmos lentos y en magnitudes todavía insuficientes. Se señalan, por ejemplo, el buen desempeño de los mercados internos y el comercio intrarregional que han atenuado el impacto de la crisis internacional; los flujos de las remesas familiares que, si bien se redujeron durante la crisis, contribuyeron a que no se produjera una mayor reducción en el ingreso nacional disponible; el incremento en la inversión social para proteger a los sectores más vulnerables; el aumento en la esperanza de vida a más de 70 años en todos los países del área; el impulso de programas sociales aliviando la situación de indigencia al incidir de forma inmediata sobre los ingresos de las familias pobres; la democracia electoral con la alternancia de partidos que sigue siendo la regla normal para el acceso al poder, con excepción de los casos que mencionaremos más adelante.
El Informe señala, por otra parte, que la magnitud de los rezagos, las díébiles capacidades institucionales y la actual complejidad de los problemas que se viven en Centroamíérica, dan un valor muy relativo a los avances. El ríégimen político ha tenido serios retrocesos: las múltiples implicaciones del derrocamiento del gobierno en Honduras, la alta penetración del crimen organizado en el Estado guatemalteco, y la concentración del poder desde el Ejecutivo, en Nicaragua y Panamá, son aspectos que vulneran al sistema democrático según los autores del Documento. Plantean además, que el área de la seguridad tiene rasgos de verdadera crisis; la región se ha convertido en los últimos tres años en el territorio más violento de Latinoamíérica y, por causas distintas a las de un conflicto bíélico, en una de las zonas más peligrosas del planeta. En 2009 y 2010, la tasa regional de homicidios por cada 100 mil habitantes se situaba por encima de 40. Asimismo, con preocupación se advierte que como tendencia regional, los homicidios en contra de las mujeres ha venido creciendo a una tasa mucho mayor que la de los hombres, sin que los Estados parezcan otorgarle una atención adecuada al problema.
Otra preocupación señalada por los autores del Informe, es que la ineficacia de las medidas adoptadas para revertir los climas de inseguridad, está acarreando otro efecto negativo sobre los Estados de derecho y la convivencia democrática: la participación casi regular de los ejíércitos en las tareas de la seguridad interior; este fenómeno se observa en Guatemala, Honduras y El Salvador.
En materia económica, se indica que la crisis internacional de 2008-2009 trajo consigo retrocesos que empeoran los ya insuficientes niveles de desarrollo del Istmo. Este año, la tasa de crecimiento de Centroamíérica fue la más baja comparada con cualquier otra subregión latinoamericana, al situarse en el orden del -0,7%. Tambiíén hubo involución en el ámbito social, en particular incrementos en la pobreza y el desempleo. Al cierre de la primera díécada del siglo XXI, alrededor de 17 millones de personas en el Istmo subsisten en condiciones de pobreza extrema, con accesos nulos o precarios a los mercados de trabajo y bajísimos niveles de instrucción pública. En Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, la exclusión social afecta a cerca del 40% de los hogares. Por su parte, la tasa de desempleo mostró un aumento generalizado en 2009 y, tal como sucedió con la pobreza, se ubicó por encima del promedio latinoamericano.
Con respecto a la integración regional, se constata una tendencia a su paralización, motivada por una combinación de eventos. En primer lugar, las secuelas dejadas por el golpe de Estado en Honduras, pero tambiíén por el conflicto territorial entre Costa Rica y Nicaragua, y por las denuncias sobre irregularidades en el nombramiento de funcionarios de alto nivel en el Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Finalmente, otro de los retrocesos está vinculado a la deuda ecológica que tiene nuestra región. En general, los países del área aparecen como los peor ubicados a nivel latinoamericano por grado de exposición y vulnerabilidad ambiental. Y en este contexto, Honduras y Nicaragua muestran las condiciones de mayor gravedad.
Por lo visto, en la balanza de los avances y retrocesos, estos últimos tienen mayor peso. No obstante, el espíritu del Documento estima que el contexto negativo, debe constituirse en una oportunidad para la búsqueda pragmática de soluciones a problemas que, ningún Estado, tiene capacidad para enfrentar de manera individual. Por tanto, la acción regional conjunta, ahora mismo, debe ser posible, necesaria y urgente.