España, de nuevo en el centro de la crisis de la deuda en la Eurozona, se encamina a un pinchazo financiero en 2013 que puede obligarle a recurrir a la ayuda internacional, advierten los analistas.
La inquietud sobre España se propaga en los mercados debido al aumento de la deuda pública (79,8% del PIB previsto en 2012 frente a 68,5% en 2011), la desviación del díéficit, la fragilidad de los bancos y una nueva recaída en la recesión mientras el desempleo, 22,85% en 2011, sigue creciendo.
Esta semana los inversores obligaron al Tesoro a pagar tasas en alza en su primera subasta de deuda tras el anuncio de unos austeros presupuestos para 2012 que incluyen un ajuste de 27.300 millones de euros (unos 35.700 millones de dólares).
Sin embargo, para Raj Badiani, analista de IHS Global Insight, "pese a las tasas crecientes y los nervios en el mercado de deuda en las últimas semanas, España no está ante un peligro inminente".
"El riesgo debe intensificarse en 2013", advierte, debido a "una combinación abrumadora de caída económica prolongada, exigentes requisitos financieros, un mercado laboral a punto de fundirse y un sector bancario que lucha para contener sus crecientes activos inmobiliarios problemáticos".
En último tíérmino, el Banco Central Europeo (BCE) podría tener que proporcionar a España una protección mayor que su actual política de comprar deuda pública en el mercado y ofrecer críéditos a tres años y bajas tasas a los bancos de la Eurozona, señala Badiani.
Los desafíos a los que debe hacer frente el gobierno conservador español de Mariano Rajoy son de enormes proporciones.
Así, el 30 de abril presentó los presupuestos más austeros de la historia del país, determinado a cumplir con su promesa de reducir el díéficit público desde el 8,51% del PIB en 2011, a 5,3% este año y 3% en 2013.
Pero los analistas señalan que la tarea se ve dificultada por la nueva recesión y la previsión de un desempleo de 24,3% para este año.
"Los costes de financiación para España aumentan por los temores a que la recesión dificulte la reducción del díéficit", afirma un informe de los analistas Sarah Hewin y Thomas Costerg del instituto Standard Chartered Global Research.
El sector bancario, fragilizado por la acumulación de activos inmobiliarios antes del estallido de la burbuja española en 2008, "puede necesitar un rescate para ayudarle a reestructurarse", advierten.
Edward Hugh, economista independiente afincado en Barcelona, afirma por su parte que los inversores internacionales están convencidos de que España necesitará reestructurar su deuda en algún momento en los próximos diez años.
Pero el pinchazo podría llegar antes, considera, expresando serias dudas sobre la capacidad de Madrid para cumplir su objetivo de díéficit de 2013.
"Todo esto podría malograrse el año que viene", afirma. "No creo que exista una posibilidad real de que lleguen al 3% el próximo año", agrega.
El recurso a un rescate "no está encima de la mesa", aseguró no obstante esta semana el ministro español de Economía, Luis de Guindos, porque "pondría de manifiesto el fracaso de las políticas económicas, sería negativo desde el punto de vista de la percepción de los mercados".
"Es la peor de las alternativas, es la última porque un país como España no puede perder su autonomía desde el punto de vista de la política económica", añadió.
Sin embargo, para Hugh es importante tener en cuenta que "la economía se va a contraer el año próximo".
"No creo que veamos gran cosa en la vía del crecimiento en España en los próximos cinco años. Vamos a tener dos años de recesión inmediatamente, despuíés en el mejor de los casos podemos ver dos años de tímido crecimiento y despuíés podría haber otra recesión", agrega.
Si España no se enfrenta a un colapso inmediato es debido a la protección del BCE, considera.
"Pero esta situación no tiene salida. Todo esto ha crecido demasiado y ahora se les puede escapar de las manos", advierte.