El Grupo Santander ha empezado 2013 igual que terminó el ejercicio anterior: inyectando dinero nuevo sobre sus activos inmobiliarios. La entidad presidida por Emilio Botín ha realizado tres ampliaciones de capital en Altamira Real Estate por 987,60 millones de euros para recapitalizar lo que se conoce como su banco malo.
Fuentes oficiales del primer grupo financiero español han confirmado las tres aportaciones de fondos a Altamira, la mayor inmobiliaria de España. En concreto, el pasado 21 de enero desembolsó 589,81, 363,11 y 34,66 millones en tres operaciones distintas que han elevado los recursos propios de la filial inmobiliaria hasta los 1.111,99 millones de euros.
Con este nuevo capital, Santander considera que cumple con las nuevas exigencias de solvencia que le ha solicitado el Banco de España a la hora de aglutinar en una sociedad dependiente del grupo todos los activos tóxicos. De esta forma, la entidad controlada por la familia Botín pone en práctica la circular del Banco de España de 21 de diciembre que complementa la Ley 8/2012 de 30 de octubre sobre saneamiento y venta de los activos inmobiliarios del sector financiero.
El capítulo II, artículo 3 de esa normativa señala que “los activos adjudicados o recibidos en pago de deudas a que se refiere el artículo 1.1 del Real Decreto Ley 2/2012, de 3 de febrero, deberán ser aportados por las entidades de críédito a una sociedad anónima (...). Igualmente habrán de aportarse aquellos otros activos adjudicados o recibidos en pago de deudas con posterioridad al 31 de diciembre de 2011â€.
Esta imposición afecta tanto a las entidades sanas, las que no han recibido ayudas, como las que han participado en algún proceso de fusión o integración. En el segundo caso, como puede ser el de Sabadell con Caja de Ahorros de Mediterráneo (CAM) o el de BBVA con Unimm, disponen hasta el 30 de junio para cumplir con esta ley.
El real decreto obliga a que las aportaciones a la sociedad se hagan “por su valor razonable. En ausencia de valor razonable o cuando exista dificultad para obtenerlo, se valorarán por su valor en libros, que se determinará tomando en consideración las provisiones que los activos deban tener constituidas en aplicación del artículo 1.1 del Real Decreto Ley 2/2012 –el conocido como Guindos I-, de 3 febrero, y del artículo 1.1 de la presente Leyâ€, sentencia.
Competir contra sí mismo
Santander cerró 2012 con una exposición inmobiliaria bruta de 23.700 millones, de los que tiene dotados 11.200 millones. De los 12.800 millones netos de riesgo al ladrillo, 8.800 millones proceden de críéditos e impagados, y los restantes 3.700 son activos adjudicados, los que necesariamente tienen que trasladarse a su banco malo, a Altamira Real Estate.
El pasado año fue el primero, desde que empezó la crisis, en que Santander consiguió vender más activos inmobiliarios de los que entraron en balance por los impagos de los clientes. El saldo final, despuíés de tres trimestres de bajada consecutiva, fue de 714 millones de euros de ingresos por inmuebles vendidos. En concreto, la entidad se quitó de encima 33.500 viviendas o activos relacionados con el ladrillo, el doble que en 2011, gracias en parte a que el banco financió el 60% de las hipotecas.
Para este ejercicio, el primer banco por capitalización bursátil espera mejorar esta tendencia, según declaro Alfredo Sáenz, vicepresidente del grupo, en la reciente reunión con analistas. “Lo peor del sector inmobiliario ya ha pasado, ya hemos hecho todas las provisionesâ€, dijo la mano derecha de Emilio Botín.
No obstante, como las viviendas adjudicadas por el Santander tendrán que competir con las que ponga en el mercado la Sareb, Sáenz no descarta que tuviera que hacer alguna dotación adicional si el banco malo estatal tira los precios. Curiosamente, la entidad con sede en Cantabria es el principal accionista del ente público dirigido por Belíén Romana, con su respectivo asiento en el Consejo de Administración.