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El presidente Barack Obama utilizó el mayor escenario de Washington —el discurso sobre el Estado de la Nación— para anunciar negociaciones con Europa con la intención de crear el acuerdo de libre comercio más grande del mundo. Justo semanas despuíés, existen señales de que viejas disputas agrícolas podrían matar el acuerdo.
Líderes de la Unión Europea no quieren que las negociaciones incluyan discusiones sobre sus restricciones a cultivos modificados geníéticamente y otras regulaciones que mantienen fuera de Europa productos agrícolas de Estados Unidos. Pero Obama dice que es difícil imaginar un acuerdo que no aborde esos asuntos. Poderosos cabilderos agrícolas estadounidenses harán su mejor esfuerzo para asegurarse que el Congreso rechace cualquier acuerdo que no aborde las restricciones.
"Cualquier acuerdo comercial que no cubra agricultura está en problemas", dijo Cathleen Enright, vicepresidente ejecutiva de Biotechnology Industry Organization, la cual promueve la biotecnología, incluidos productos modificados geníéticamente.
Eso amenazaría el sueño de un acuerdo comercial colosal entre los dos socios comerciales más grandes del mundo, que juntos representan más de la mitad de la economía del mundo. El acuerdo reduciría tarifas y retiraría otras barreras comerciales para la mayoría de las industrias. Algunos analistas dicen que podría impulsar cada una de esas economías en más de medio punto porcentual anual y significaría disminuir los costos para los consumidores en bienes y servicios.
Asuntos agrícolas han asediado desde hace mucho tiempo los intentos de expandir el comercio libre a travíés del Atlántico y han llevado a cada una de las partes a presentar quejas contra la otra ante la Organización Mundial de Comercio, un árbitro en disputas comerciales. Mientras que Estados Unidos protesta por restricciones de la UE, los europeos quieren que Estados Unidos reduzca sus subsidios agrícolas.
Los organismos modificados geníéticamente, o GMO por sus iniciales en inglíés, han sido una parte central en la disputa. Científicos agrícolas cambian la estructura geníética de productos agrícolas para mejorar su calidad y aumentar la producción. En Europa existe una oposición pública generalizada a los GMO. La Unión Europea argumenta que se desconocen los riesgos de alterar la geníética. Tiene regulaciones y análisis estrictos antes de permitir que tales cosechas sean cultivadas o importadas por íésta.
Compañías estadounidenses dicen estudios científicos han demostrado que los productos modificados geníéticamente son seguros y que están siendo excluidos con base en temores irracionales. Acusan a Europa de tratar de ayudar a sus propios agricultores al mantener fuera los productos de Estados Unidos.