Aunque la primavera ha llegado con nuevos focos de conflicto -Chipre, la ingobernabilidad de Italia, Corea, peores datos en EEUU, Portugal...- el precio del oro, tradicionalmente valor refugio, se ha mantenido inmutable en el entorno de los 1.500 dólares por onza, y eso a pesar de que la rentabilidad del bono a diez años de Estados Unidos ha caído a su nivel más bajo desde finales de 2012, al 1,77%.
De esta manera, parece que la convicción acerca de las bondades de la inversión en oro va poco a poco flojeando, algo que es particularmente visible en los ETF, donde las posiciones en el metal precioso están cayendo rápidamente.
En este sentido, Goldman Sachs considera que la preocupación surgida a raíz de la crisis de Chipre y la ralentización de EEUU va a ser algo puntual y "no va a producirse el descarrilamiento de la aceleración de la recuperación que esperan en la segunda mitad de 2013".
Así, en la última revisión de sus previsiones sobre el mercado de materias primas publicada este miíércoles, el equipo capitaneado por Damien Courvalin considera que "es improbable que se produzca un fuerte rebote de los precios del oro salvo que se produzca un inesperado y abrupto giro en la recuperación de la economía de Estados Unidos".
Por ello, desde el banco de inversión no solo están cerrando sus posiciones largas, sino que recomiendan abrir cortos en sobre el oro en el COMEX, la principal bolsa de futuros de metales del mundo. Además, han rebajado sus previsiones sobre el precio a 1.450 dólares la onza en 2013, lo que supone una caída del 13% en el año, y 1.270 dólares la onza en 2014. No obstante, su precio objetivo a largo plazo se mantiene en los 1.200 dólares por tonelada en tanto que "una mayor inflación puede ser el catalizador para el siguiente ciclo del oro", aseguran