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Autor Tema: La troika, proclive a liquidar entidades si venderlas implica más dinero píºblico  (Leído 99 veces)

Eguzki

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Era el gran tabú de la reforma financiera: no se liquidarí­a ninguna entidad. Incluso cuando Joaquí­n Almunia pidió que se hiciera con el Banco de Valencia, el Gobierno prefirió adjudicársela a toda prisa a La Caixa con enormes prebendas antes que echar la persiana. Pero ese tabú ha caí­do, según los mensajes que han transmitido la troika y el propio Banco de España al sector en la reciente visita de los 'hombres de negro'.

Ahora sí­ se contempla la posibilidad de la liquidación porque seguir inyectando dinero público a algunas entidades puede acabar costando más que cerrarlas -ese supuesto menor coste ha sido siempre el argumento para rescatarlas-. Esto puede afectar en primer lugar a Ceiss si finalmente se cae la fusión con Unicaja, pero tambiíén a Catalunya Banc y NCG Banco (Novagalicia) si para colocarlas hace falta inyectarles más recursos en forma de saneamiento o de EPA (esquema de protección de activos).

La Comisión Europea y el BCE, por un lado, y el FMI, por otro, hicieron públicas ayer sus conclusiones preliminares de la vista a España. El primer informe da un varapalo al Gobierno por su intención de incumplir las exigencias comunitarias en la Ley de Cajas y permitir que los presidentes de las nuevas fundaciones puedan compatibilizar el cargo con el del banco a travíés del que ejercen su negocio. Además, alerta de que el impacto de derrumbe inmobiliario no ha concluido todaví­a. El segundo hace hincapiíé en la conveniencia de salvar los críéditos fiscales (DTA) para no socavar la solvencia del sistema financiero, pero acompañada de limitaciones a los dividendos y de ampliaciones de capital en mercado.

Más allá de los informes públicos, los emisarios han transmitido a las entidades españolas que ahora las autoridades de Bruselas son más proclives a romper el gran tabú y liquidar entidades. Y las españolas tambiíén se han sumado a esa tesis. Por un lado, tenemos que los fondos públicos que han recibido algunas de las entidades salvadas de la quiebra se acercan a su coste teórico de liquidación. Por tanto, si para venderlas hay que inyectar todaví­a más dinero porque así­ lo exigen los compradores, casi es preferible cerrarlas. Además, esos recursos adicionales deberí­an salir de algún sitio, y el Gobierno español no quiere aumentar la cuantí­a del rescate europeo bajo ningún concepto (al contrario, Rajoy quiere acabar cuanto antes con este 'protectorado' de la troika).

Por otro lado, las fuentes consultadas aseguran que la troika tiene claro que el número de entidades en España va a seguir reduciíéndose y que sólo le preocupan las consideradas sistíémicas globales (Santander y BBVA) y sistíémicas locales (Caixa, Bankia, Sabadell y Popular). El resto espera que se fusionen, que sean absorbidas... o que desaparezcan. En un contexto en que todaví­a hay que reducir mucha capacidad en el sector, a Bruselas no le importa que se cierren entidades que no son sistíémicas. Se acabó el colocarlas cueste lo que cueste.

¿Quiíén puede ser liquidada?

El propio FROB ha dejado entrever que esta polí­tica se le aplicará a Ceiss (Caja España-Duero) si finalmente fracasa su eternamente aplazada fusión con Unicaja. Su director general, Antonio Carrascosa, dijo hace dos semanas que "tenemos clara la hoja de ruta si no prospera la operación", que consiste en la nacionalización total de la entidad -transformación de los CoCos inyectados por 604 millones en acciones- y su "resolución". Aunque ese tíérmino ambiguo se ha utilizado para referirse a procesos de subasta, en este caso sí­ va a significar lo que todo el mundo entiende por resolución. "El FROB no está dispuesto a montar otra subasta más", asegura una de las fuentes consultadas.

Pero la nueva polí­tica se aplicará tambiíén a las dos entidades en proceso de venta si no hay ofertas lo suficientemente atractivas. La que tiene más papeletas es Catalunya Banc, ante el escaso interíés de los grandes bancos por ella y las fuertes compensaciones que exigen para quedársela (muy elevadas en el caso de Santander, más modestas pero tambiíén importantes en el de La Caixa). La entidad catalana ha recibido ya ayudas por 12.052 millones, y el coste teórico de su liquidación es de 17.800, que prácticamente se alcanzan con el críédito fiscal de 5.500 millones que tiene en su balance.

En el caso de NCG sí­ hay más interíés, pero los bancos tambiíén exigí­an ayudas adicionales a los activos fiscales, en este caso de 4.500 millones. Ahora bien, la disposición del consorcio de los fondos -orquestado por el presidente de la entidad, Josíé Marí­a Castellano, y el de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo- a pujar por el 100% sin exigir EPA obliga a los demás a rebajar sus exigencias. La cuestión es si, aun así­, BBVA y Caixa mantendrán su interíés. Y si la oferta que capitanea Guggenheim saldrá adelante entre las reticencias del Banco de España y los problemas de salud del propio Castellano. En este caso, el coste de echar la persiana es de 13.000 millones, que se alcanzan sumando el críédito fiscal con los 8.981 millones que ya ha recibido.

¿Quíé pasa si se liquida una entidad?

Según lo que están transmitiendo las autoridades españolas al sector, si alguna de estas entidades es liquidada finalmente, lo que se harí­a es vender los clientes -con sus depósitos, sus críéditos, tarjetas, seguros, fondos y demás productos- a quien estíé dispuesto a pagar por ellos, sin que vaya necesariamente incorporada la sucursal a la que pertenecen. Las sucursales que no se consiguieran vender se cerrarí­an. El FROB confí­a en poder vender a casi todos los clientes, pero si no lo consigue se tendrí­a que hacer cargo de ellos el Fondo de Garantí­a de Depósitos, como es su función original.

Esta nueva actitud comunitaria pone una presión nueva a los procesos de venta, puesto que los compradores ya no pueden confiar en sacar una buena tajada de estos procesos que solucione sus propios problemas, como ha ocurrido en numerosas ocasiones desde el inicio de la crisis. Una tajada que, si en algún momento era negada -caso de Catalunya Banc en marzo-, tendrí­a que ser ofrecida posteriormente. Pero los grandes bancos tampoco están desolados: la desaparición de competidores siempre es buena y tampoco ven con malos ojos comprar clientes a precio de saldo.