El Banco del Vaticano tiene 300 millones de euros de más de mil clientes que según sus estatutos no podrían tener cuentas en la entidad y que, en gran parte, ocultan dinero negro, informa hoy el semanario alemán "Der Spiegel".
La publicación, que cita fuentes del banco, asegura que estos datos han salido a la luz tras la revisión interna llevada a cabo por el nuevo equipo directivo de la entidad, nombrado por el papa Benedicto XVI en febrero de 2013 para acabar con la historia de escándalos del Instituto para las Obras de Religión (IOR).
La dirección teme que algunos particulares se hayan beneficiado de que en el Vaticano no se tasan los beneficios de las inversiones, no se ha prohibido el blanqueo de capitales hasta 2011 y tradicionalmente no se ha cooperado con autoridades judiciales extranjeras, argumenta la revista.
El nuevo presidente de la entidad, el alemán Ernst von Freyberg, quiere romper con estos clientes y ya les ha comunicado que se va a proceder a cerrar sus cuentas.
Según los estatutos de la entidad, solamente el clero, las organizaciones de la iglesia católica, las instituciones beníéficas y las entidades del Vaticano pueden mantener cuentas en el IOR.
El Banco del Vaticano publicó esta semana por primera vez su balance anual, dentro de su proceso de reforma, y declaró un beneficio neto de 86,6 millones de euros en 2012.
Freyberg explicó entonces que "el IOR está comprometido en un proceso de exhaustivas reformas, para promover los más rigurosos estándares profesionales y de conformidad".
Nunca antes el Banco del Vaticano había publicado sus cuentas y su secretismo le había llevado a ser incluido en "la lista negra" de las instituciones financieras.