La economía de Estados Unidos sigue generando 'brotes verdes' de verdad. En el tercer trimestre año, el PIB en tasa intertrimestral anualizada creció en un 2,8%, medio punto por encima de las previsiones del mercado, según los datos provisionales dados a conocer ayer y que llegan casi con una semana de retraso debido al cierre de la Administración Pública en octubre.
El dato, aunque positivo, no rompe con las expectativas del mercado para el conjunto del año, que sitúan la expansión en torno al 1,6% interanual. Hay que matizar que los datos publicados ayer son trimestrales anualizados, es decir, son el resultado de proyectar al conjunto del año la evolución del PIB en el trimestre. En Europa, los datos del PIB se obtienen bien de comparar el PIB con el trimestre anterior o con el mismo trimestre del año precedente. Aun así, y aunque los datos sean discretos, hay que recordar que España no crecerá, con suerte, a ese nivel hasta al menos 2015, y que incluso Alemania está lejos de esa cifra.
Por componentes, la tónica no ha cambiado. El gasto de las familias se mantiene muy limitado, lo que está permitiendo un aumento de la tasa de ahorro. Lo mismo pasa con la inversión empresarial. En ambos casos, las principales causas son la incertidumbre acerca de la solidez de la economía y de las tensiones políticas en Washington, que afectan particularmente a los planes de inversión de las empresas.
Los motores del crecimiento han sido la inversión residencial en vivienda, muy favorecida por la compra masiva de bonos de la Reserva Federal, y la acumulación de inventarios de las empresas, además del aumento del gasto de los estados y de los ayuntamientos, que ha compensado el drástico ajuste fiscal del Gobierno federal.
