Un componente de los plásticos podría estar relacionado con la epidemia de diabetes
El estudio sugiere que la exposición de la población general supera la dosis de referencia
Los altos niveles de BPA en orina tambiíén están vinculados con cardiopatías y obesidad
Un editorial critica las 'reticencias de las autoridades para actuar contra el BPA'
MADRID.- Botellas de agua, latas de refresco, cepillos de dientes, biberones... Cada año se fabrican más de 3.000 millones de kilos de bisfenol A (BPA) que forman parte de todo tipo de productos plásticos de policarbonato que utilizamos a diario. Un informe sobre esta sustancia, que aparece en el último número de 'JAMA', muestra su relación con la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2 y alteraciones hepáticas.
"Más del 90% de la población estadounidense tiene niveles detectables de este compuesto", según los autores del trabajo. Es más, los resultados obtenidos en este trabajo sugieren que "la exposición de la población general supera la dosis de referencia de 50 microgramos por kilogramo de peso y día".
Numerosos experimentos realizados con animales e informes acerca de esta sustancia han detectado serias consecuencias para la salud por la exposición continua al BPA. Alteraciones en el metabolismo de la glucosa, de los lípidos, en el estríés oxidativo, etc. Basándose en esta información, un equipo del Peninsula Medical School en Exeter (Reino Unido) analizó la relación entre las concentraciones del químico en la orina de 1.455 estadounidenses y varias enfermedades y anomalías metabólicas.
Utilizando los datos recogidos en el informe nacional de 2003-2004 sobre salud y nutrición en Estados Unidos, los investigadores, dirigidos por David Melzer, se percataron de que las concentraciones de BPA eran mayores en aquellas personas que padecían una patología cardiovascular, diabetes tipo 2 o con alteraciones en los niveles de tres enzimas hepáticas. Un análisis más profundo determinó que entre los participantes con más cantidad de BPA la presencia de enfermedades del corazón era tres veces superior y la de diabetes 2,4 veces mayor.
Una 'agresiva campaña de desinformación'
Como otras muchas sustancias químicas, su presencia está limitada en los productos del consumo humano, basándose en estudios elaborados por las autoridades pertinentes. El problema con el bisfenol A es que la dosis diaria aceptable para una persona "sigue basándose en un concepto del siglo XVI" y "en experimentos realizados en la díécada de los 80 con tíécnicas desfasadas", recalca un editorial sobre este trabajo.
Sus autores, Frederick vom Saal (Universidad de Missouri) y John Peterson Myers (director de la organización Environmental Health Sciences), señalan que además de esta arcaica política, la FDA (agencia del medicamento de EEUU) y la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) "han decidido ignorar las advertencias de grupos de expertos y otras agencias gubernamentales y siguen diciendo que el BPA es 'seguro'".
El último informe de la FDA, hecho público en junio de este año, aseguraba que "las botellas que contienen el plástico bisfenol son seguras para la salud". El Comisario de ciencia de la agencia añadió que muchos de los trabajos que habían detectado niveles de exposición más altos "se han realizado bajo condiciones poco realistas".
En Europa, el pasado mes de julio la EFSA certificó asimismo su seguridad aduciendo que "el cuerpo humano metaboliza y elimina rápidamente esta sustancia". De momento, el BPA forma parte de una lista de candidatos a 'sustancia prioritaria peligrosa'. Su inclusión en este grupo supondría la obligatoriedad de eliminarlo completamente del agua, pero no en la industria.
Von Saal y Peterson creen que las reticencias de las autoridades para actuar contra el BPA "se deben en parte a una agresiva campaña de desinformación que utiliza tíécnicas desarrolladas por las industrias del plomo, el vinilo y el tabaco para desprestigiar las publicaciones de los científicos independientes".
Estudios más exhaustivos
De confirmarse que niveles elevados de BPA en el organismo aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas en los adultos –la población estudiada tenía entre 18 y 74 años-, deberán realizarse seguimientos de niños, adolescentes, mujeres embarazadas y sus fetos "porque estos grupos podrían ser más susceptibles a los posibles efectos adversos de este químico".
Pero tambiíén, prosigue el editorial, "porque el aumento durante los últimos 30 años en el uso de BPA coincide con el dramático incremento de la incidencia de obesidad y diabetes infantil". Esta posible relación con el exceso de peso se sustenta además en el hecho de que los participantes del estudio que lo padecían tenían niveles de BPA en orina mucho mayores que el resto, incluso despuíés de ajustar los resultados al índice de masa corporal.
Dada la enorme cantidad de BPA que se produce anualmente y, por ende, el elevado número de personas expuestas a íél, "sería mucho más fácil eliminarlo de los recipientes para comida y bebida", apunta el editorial, "que encontrar soluciones para la contaminación mundial con este químico".
Actualizado martes 16/09/2008 17:42 (CET)
CRISTINA DE MARTOS