Acabáramos. Al final todo tiene una explicación. La ampliación de capital que Abengoa efectuó en 2012 mediante un split de sus acciones tradicionales de clase A por otras múltiples de clase B y privadas de derechos políticos provocó gran extrañeza en los mercados y alguna que otra reticencia en el regulador. Ahora, casi dos años despuíés, se empiezan a aclarar las intenciones del holding tecnológico sevillano, que ha emprendido los trabajos para excluir de la bolsa española estos nuevos títulos. Salvo mejor opinión de la CNMV, las acciones de tipo B sólo cotizarán en el Nasdaq de Nueva York.
La justificación de Abengoa para abandonar el parquíé está todavía por descubrir, pero las motivaciones se antojan mucho más evidentes si se observa que el grupo genera más del 70% del volumen de negocio fuera de España y más del 50% de sus inversiones están destinadas a Estados Unidos. El pretexto, en última instancia, será que las viejas acciones de clase A mantendrán su presencia en las bolsas españolas, eso sí, con un carácter básicamente testimonial y bajo control de la familia Benjumea.
Abengoa reconoce que está muy familiarizada con los mercados de capitales estadounidenses a travíés de su antigua filial Telvent, que, no en vano, fue la primera compañía española en cotizar en el Nasdaq hace ahora casi diez años. Las cíélebres acciones de la clase B, emitidas por un importe de 450 millones de euros, se incorporaron a la contratación en el mercado neoyorquino en octubre pasado reconvertidas en los llamados American Depositary Shares (ADS), título que utilizan las empresas extranjeras como unidad de valor en Wall Street.
El consejero delegado del grupo sevillano, Manuel Sánchez, acaba de anunciar por todo lo alto la próxima colocación en el Nasdaq de una filial de nueva creación que se denominará Abengoa Yields. La futura empresa integrará redes de electricidad, incluyendo algunas de las concesiones de líneas que tiene el grupo en Amíérica Latina, así como otros activos de energía solar entre los que destaca la planta de Solana, en Arizona, con 280 megavatios de potencia instalada. La operación está siendo negociada ahora con la SEC de Estados Unidos y se llevará a cabo mediante una oferta pública de venta (OPV) por importe de 600 millones de dólares.
Derechos políticos y derechos económicos
Los planes de expansión de Abengoa, unidos con las incertidumbres regulatorias del sector energíético en España, han terminado por perfilar una estrategia de internacionalización que tiene su contrapunto en los mercados de valores. La empresa ha venido animando a sus accionistas minoritarios para que canjeen las acciones A por las B sobre la base de que estas últimas dispondrán de mayor liquidez y serán el cimiento sobre el que se edificará el crecimiento accionarial del grupo por la vía de próximas ampliaciones de capital
Las acciones del tipo B quintuplican actualmente a las de la clase A y ambas disponen de los mismos derechos económicos. La diferencia reside en que los nuevos y más numerosos títulos disponen de un solo voto por acción, mientras que las antiguas cuentan con 100 votos cada una. La conversión ha permitido a la familia Benjumea aquilatar sus derechos políticos por encima del 50% del capital orientando el interíés de los particulares hacia el dividendo como principal señuelo bursátil.
La eventual retirada de bolsa de las acciones B dejará a Abengoa como un valor prácticamente cerrado en España al control de sus socios promotores de referencia. Los pequeños inversores deberán trasladar sus expectativas de rentabilidad de forma exclusiva al Nasdaq, asumiendo todas las consecuencias de la normativa estadounidense, muy rigurosa desde el punto de vista contable pero bastante más laxa en la defensa a ultranza de los derechos de los minoritarios.
Una de las grandes diferencias reside precisamente en la obligación de lanzar una opa de exclusión cuando se plantea la salida de bolsa. En Wall Street no es preceptivo como en España, por lo que la CNMV tendrá mucho que decir antes de que Abengoa ponga en marcha su proyecto de ‘expatriación bursátil’. La posibilidad de que el organismo que preside Elvira Rodríguez exija una oferta pública a precio tasado para todos los propietarios de las cíélebres acciones B será determinante en la estrategia empresarial de la familia Benjumea.