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Autor Tema: Hispasat echa el resto en Brasil en busca de las posiciones orbitales que perdió  (Leído 88 veces)

Eguzki

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Hispasat ha decidido disparar a todo lo que se mueva. El operador español de satíélites se ha presentado al concurso internacional convocado por la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (ANATEL) de Brasil para la adjudicación de nuevos derechos de frecuencias en hasta 15 posiciones orbitales distintas. La puja se desarrolla en paralelo con las negociaciones que la filial de Abertis mantiene desde hace unos meses para la compra de su homóloga israelí­ SpaceCom.

La licitación abierta por Anatel constituye una segunda oportunidad que Hispasat no quiere dejar escapar despuíés del fallido intento protagonizado hace ahora tres años. El regulador brasileño subastó en agosto de 2011 otras cuatro posiciones orbitales pero la empresa española no fue capaz de asegurar una oferta ganadora y perdió sus opciones en beneficio de Star One, empresa controlada por el magnate mexicano Carlos Slim y del grupo estadounidense Hughes a travíés de su filial en el paí­s, HNS Americas Comunicaí§íµes.

Hispasat tiene que enfrentarse ahora a otras seis rivales de lo más granado en el segmento espacial. Además del grupo mexicano de Amíérica Móvil participan tambiíén en la carrera brasileña la multinacional SES de Luxemburgo, Inmarsat, Star Satellite Communications Company, Telesat Brasil Capacidade de Satíélites y la francesa Eutelsat, socio a la que vez que acíérrimo rival de la operadora española.

El precio de salida de cada posición orbital está fijado en 5,5 millones de dólares y cada operador podrá licitar por un máximo de cuatro de las 15 posiciones que salen a concurso. Los ganadores de la subasta dispondrán de derechos concesionales durante 15 años prorrogables por un periodo equivalente. Hispasat concurre a travíés de su subsidiaria brasileña Hispamar, en la que tambiíén participa la operadora telefónica local Oi, que preside Zeinal Bava.
El mercado brasileño es un objetivo natural a la vez que una plataforma esencial en el plan estratíégico de Hispasat. La compañí­a necesita de manera urgente posiciones orbitales que permitan el desarrollo eficiente de sus negocios en Latinoamíérica. La ventana de oportunidad que abre Anatel ahora representa el último cartucho para desarrollar una oferta realmente competitiva con vistas a los grandes eventos deportivos que se van a organizar en Brasil, tanto el Mundial de Fútbol de junio como, sobre todo, los Juegos Olí­mpicos de 2016.

Estrategia de crecimiento para pintar algo en el sector

La compañí­a integrada en el grupo de La Caixa y que preside Elena Pisonero ha lanzado en marzo el Amazonas 4A y quiere poner en funcionamiento otros dos satíélites en los dos próximos años. Para ello necesita nuevos derechos orbitales que garanticen la disposición de frecuencias, algo que no es tan sencillo de asegurar dada la proliferación de operadores que compiten en esta franja del mercado. Hispasat no quiere que le ocurra en Brasil lo mismo que le pasó en Míéxico con Satmex, el operador local de satíélites cuya compra le birló por la mano Eutelsat cuando todo parecí­a hecho a favor de la empresa española.

La pugna en Brasil coincide con la que tambiíén estos dí­as se desarrolla en Israel, donde Hispasat aspira a hacerse con el control de SpaceCom. La operación, que puede ascender a casi 350 millones de euros, otorga carta de naturaleza a la proyección del operador español en Oriente Medio. Abertis se siente obligada a imponer un nuevo ritmo en su filial ahora que ha pasado a controlar totalmente la empresa tras el acuerdo suscrito con la Sepi el pasado verano.

El grupo de infraestructuras que dirige Francisco Reyníés es consciente de que Hispasat necesita una polí­tica de crecimiento si quiere pintar algo en el negocio de las comunicaciones por satíélite. A fin de cuentas, se trata de un sector en claro proceso de consolidación, donde la empresa española es todaví­a demasiado pequeña en comparación con los grandes gigantes del mercado. Las ocasiones de hacer juego son además escasas por lo que no queda otra que echar el resto.