Atrapados en el laberinto andorrano. Así se sienten los cerca de 200 inversores españoles atrapados en el escándalo Valora, una sociedad de valores andorrana que quebró dejando tras de sí un agujero de 26 millones de euros. Despuíés de ocho años bregando con la justicia andorrana, los afectados ni ven una salida ni la esperan, según han explicado parte de los afectados.
Una reciente resolución del juzgado de instrucción número 1 de Andorra, en un auto del pasado mes de mayo al que ha accedido El Confidencial falló que los antiguos socios de Valora no eran responsables del desaguisado. Culpabiliza sólo al presidente de Valora, Xavier Felipó, y no hace responsables al resto de las píérdidas generadas en Valora. Una decisión con lo que no están de acuerdo los perjudicados. Algunos, decepcionados ante la justicia andorrana, que además ha demostrado ser todavía más lenta que la española, se plantean ya recurrir a Estrasburgo.
Cuando quebró Valora, en 2007, gestionaba 60 millones de patrimonio directo y otros 50 millones de cartera indirecta, según un informe pericial que forma parte de la tramitación judicial del caso. El grueso de las irregularidades afectaron a la gestión de una cuenta ómnibus que agrupaba fondos de múltiples clientes por valor de 65 millones, y donde muchas operaciones se hicieron sin órdenes que las justificasen o sin que consten las correspondientes contrapartidas. De hecho, el propio Felipó confesó haber entregados extractos falsos a sus clientes. En 2007 el homólogo del Banco de España en Andorra, el INAF, intervino Valora.
Con Felipó como único responsable, y declarado íéste insolvente pese a pertenecer a una de las más ricas familia de Andorra, los afectados han quedado indefensos. Otro factor apuntala el escándalo: el padre de Felipó había sido consejero del INAF.
Al haber sido incapaces de buscar una salida para este caso, el fraude llega en un mal momento para Andorra y su gobierno. El Principado pirenaico está intentando dejar de ser un paraíso fiscal, quiere reconocimiento como tal en la UE y su banca se ha lanzado a comprar bancos españoles aprovechando la consolidación del sistema financiero en nuestro país.
Dinero negro
La torpeza con la que se ha asumido el caso es mayor aún cuando apenas ha habido una cuarentena de demandas judiciales, lo que sobre 200 clientes afectados son pocos. La razón: en su mayoría se trata de dinero negro que fue llevado a Andorra y muchos de los perjudicados han preferido hacer borrón y cuenta nueva.
El auto de la discordia exonera a los socios de Felipó, Jordi Jofre y Jordi Martí. Ambos participaban en la sociedad Gessa, que controlaba Valora y los dos eran ex trabajadores de Fibanc, que tuvo un 33% de Valora hasta 2006.
Martí y Jofre compraron su participación a Fibanc Mediolanum en 2006, un año antes de que el INAF tuviese que intervenir la sociedad de valores. El banco ha sido exonerado por el mismo auto que libra a Martí y Jofre pero no a Felipó. Tambiíén consideró que Deloitte, el auditor de Valora tampoco era responsable de nada. Para más agravio, Deloitte nunca ha entregado la documentación sobre la última auditoría de Valora, alegando que se destruyó en “un siniestroâ€.
Liquidación políémica
Con casi todos los potenciales responsables exonerados y sin que el gobierno andorrano ofrezca ningún sistema equivalente al español Fondo de Garantía de Depósitos, la crisis de Valora pone sobre la mesa los puntos díébiles del sistema financiero andorrano. Que no es sólo es que falte un mínimo respaldo público a los depósitos.
Tambiíén se ha notado, y mucho, la falta de juzgados especializados en delitos económicos, una legislación desfasada y carencias en el gobierno corporativo. Además, el míétodo de liquidación que se aplicó en Valora perjudicó a los clientes más conservadores, aquellos que mantenían fuertes posiciones de tesorería dentro de Valora. Todo lo cual ahora dificulta una salida negociada, si bien Andorra tampoco ha puesto propuesta alguna sobre la mesa