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Autor Tema: Tarea segundo mandato de Rousseff: liberar a las empresas para que Brasil crezca  (Leído 110 veces)

OCIN

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Agencias



Desde que Rousseff asumió su cargo, la bolsa de valores Bovespa cayó 19% y el real perdió 34%.
   
 A los productores rurales brasileños les gusta decir que son los más productivos del mundo del lado de adentro de sus alambradas y los menos competitivos fuera de ellas. Las ventajas de tener capacidad tíécnica, grandes estensiones de tierra, sol y lluvia se ven contrarrestadas por la burocracia, los impuestos y la mala infraestructura.

“El problema de la productividad en Brasil no pasa por la gente; los brasileños son buenos”, dijo Joesley Batista, presidente de JBS SA, el mayor productor de carne vacuna del mundo. “La cosa es cuando uno suma todas las ineficiencias: construir un edificio, abrir una compañí­a, los impuestos, las leyes, la burocracia, la corrupción”.

Su mensaje vale no sólo para la actividad agropecuaria. Para atraer capitales y contribuir a sacar la economí­a de la recesión, la reelecta presidenta Dilma Rousseff y el ministro de Hacienda cuyo nombre se espera que pronto anuncie la mandataria deben mejorar el clima de negocios de Brasil, incluidas sus rí­gidas leyes laborales e impositivas, y reducir la intervención del Estado en la energí­a y otros sectores, dijo Welber Barral, secretario de Comercio del paí­s entre 2007 y 2011.

“Hacer negocios en Brasil es engorroso y eso significa menos inversiones y menos crecimiento”, señaló Barral, que actualmente es asesor de empresas. “El capital fluye hacia donde encuentra buenos retornos”.

Desde que Rousseff asumió su cargo, la bolsa de valores Bovespa cayó 19% y el real perdió 34%. La inversión en Brasil fue de 18% del PIB el año pasado, menos que el 20% de 2010 y muy por debajo del 31% de India y el 48% de China, según el Fondo Monetario Internacional.

La confianza de las empresas está en baja; en noviembre la confianza industrial alcanzó el nivel más bajo en registros que comenzaron a llevarse en abril de 1999. Brasil se ubica por arriba sólo de Venezuela y Argentina entre las economí­as latinoamericanas en un nuevo informe del Banco Mundial sobre la facilidad para hacer negocios.

La dificultad de la tarea de Rousseff se ve exacerbada por el hecho de tener que componer una economí­a que habí­a sido una de las estrellas en ascenso del mundo cuando asumió la presidencia en enero de 2011. El crecimiento de 7,5% en 2010 fue el más veloz en más de dos díécadas, la inflación del 5% estaba dentro de la meta y el díéficit de presupuesto era la mitad del actual.

Ahora debe reactivar el crecimiento del 0,3% proyectado para este año y desacelerar una inflación que supera la meta y que se ubicó en 6,59 por ciento en octubre. Aumentar la productividad y atraer más inversiones son necesidades fundamentales para su esfuerzo, dijo Guilherme Valle, socio de PricewaterhouseCoopers LLP en Brasilia.

Rousseff, que obtuvo un segundo mandato el 26 de octubre con el margen más estrecho de cualquier presidente desde 1945, dijo que modificará sus polí­ticas y su equipo económico, incluido el ministro de Hacienda Guido Mantega.

Las empresas dicen que uno de sus mayores dolores de cabeza son leyes laborales que se remontan a la dictadura de los años 40 e incluyen disposiciones como una pausa de una hora como mí­nimo para almorzar y restricciones sobre la forma en que los empleados pueden dividir sus vacaciones. El monto mí­nimo que debe pagarse por las horas extra está establecido en la Constitución.

Estos detalles dejan poco margen para la negociación y los desacuerdos entre empleadores y empleados a menudo son dirimidos por los jueces, explicó Josíé Pastore, profesor de administración de empresas de la Universidad de Sao Paulo y ex miembro del organismo rector de la Organización Internacional del Trabajo.

Los tribunales de trabajo de Brasil el año pasado tramitaron 3,8 millones de juicios, frente a 100.000 en los Estados Unidos y 3.000 en Japón, según la Confederación Nacional de la Industria. Las compañí­as brasileñas el año pasado gastaron 110.000 millones de reales (US$44.000 millones) en abogados en estos tribunales, informó Pastore.

Defender normas laborales “respetables” deberí­a ser un orgullo para Brasil, ya que muchos otros paí­ses las han limitado para atraer capitales, dijo Oton Pereira Neves, secretario general del sindicado de empleados públicos de Brasilia. “Ser competitivos no significa recortar normas aceptadas internacionalmente”, agrego. “Una justa remuneración para los trabajadores beneficia el consumo y la economí­a”.

Si bien los acalorados debates de campaña sobre las polí­ticas de empleo y salarios hacen más difí­cil llegar a un consenso, el gobierno de todos modos podrí­a simplificar parte del complejo código laboral y tomar más medidas para favorecer las conciliaciones extrajudiciales, aseguró Pastore. “Un poco menos de ideologí­a y más pragmatismo podrí­an servir de mucho”.

La productividad aumentó un promedio anual de 1,6% en los cinco años que terminaron a fin de 2012, frente a un 6,2% en las grandes economí­as emergentes, dijo la organización The Conference Board en un informe emitido en enero.

El gobierno de Rousseff el mes pasado lanzó un proyecto piloto para reducir a cinco dí­as los 103 que actualmente necesitan los emprendedores para crear una compañí­a, anunció el departamento de micro y pequeñas empresas de la presidentcia en un correo electrónico de respuesta a un pedido de declaraciones sobre su ubicción en la clasificación Doing Business del Banco Mundial.

Aun así­, el hecho de simplificar las declaraciones de impuestos y los trámites para fundar empresas no afecta a las medianas y grandes, lo que deja fuera a la mayorí­a de las compañí­as de Brasil, dijo Josíé Augusto Fernandes, responsable de polí­ticas y estrategia de la Confederación Nacional de la Industria.

“Hubo algunos avances pero no en una escala que marque una verdadera diferencia en el clima de negocios”, añadió Fernandes. “Necesitamos metas especí­ficas y velocidad; Brasil no puede esperar”, agregó.


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