Bloomberg
Grecia no ha dejado atrás sus problemas financieros, sin embargo, ha resultado ser una inversión exitosa; su deuda tuvo el mejor desempeño de la zona euro desde enero y es el mejor de todos los activos del mundo desde julio.
¿Recuerdan cuando en febrero pasado el expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, dijo que Grecia dejaría el euro y que la moneda común desaparecería? ¿Recuerdan cuando, un mes despuíés, el inversor George Soros dijo que Grecia se vendría abajo? ¿O cuando en julio el presidente del Instituto Alemán de Investigación Económica, Marcel Fratzscher, definió a Grecia como una “catástrofe política y económica†que volvería desesperada a la dracma?
Grecia de ningún modo ha dejado atrás sus problemas financieros. Sin embargo, ha resultado ser una inversión exitosa desde fines de 2014, ya que su deuda tuvo el mejor desempeño de la zona euro desde enero y es el mejor de todos los activos del mundo desde julio. Desde que el partido antiausteridad Syriza fue electo, no ha habido un mercado de acciones, bonos, materias primas o monedas que generara algo parecido al retorno de la deuda griega, que aumentó más de un 100 por ciento en un puñado de meses, de acuerdo con los datos que reunió Bloomberg.
Desde el 8 de julio, Grecia superó a todos los activos que cotizan en bolsa en tanto el valor de sus bonos aumentó desde su punto más bajo en julio al más alto esta semana. Toda persona suficientemente astuta como para comprar esos bonos griegos y simultáneamente vender en descubierto los títulos de similar plazo de vencimiento del gobierno de la Alemania del Dr. Fratzscher, el país más solvente de la zona euro, tambiíén obtuvo una gran ganancia con esa operación.
El 25 de enero, Alexis Tsipras llegó al poder como primer ministro griego con el mandato aparentemente contradictorio de poner fin a cinco años de reducción del gasto público y a la vez obtener los últimos 7 mil 200 millones de euros (8 mil 100 millones de dólares) del rescate de 240 mil millones de euros de manos de unos renuentes acreedores de la Unión Europea. Seis días despuíés, la tasa de interíés sobre el bono griego de referencia a diez años llegaba al nivel más alto en 15 meses de 11.2 por ciento. Comprar esa deuda en aquel momento y conservarla hasta hoy, cuando el rendimiento cayó a 8.11 por ciento, lo que hizo subir su precio, habría rendido un 26 por ciento.
‘Sí“LO CUESTIí“N DE TIEMPO’
Pocos días despuíés de la victoria de Tsipras, Greenspan le dijo a la BBC que “sólo era cuestión de tiempoâ€para que Grecia abandonara la moneda común de la unión monetaria y el euro se desintegrara. “El problema es que no puedo concebir que el euro continúe a menos que todos los miembros de la zona euro se integren políticamente. De hecho, que se integren sólo en lo fiscal no serviríaâ€, añadió Greenspan.
El colmo del pesimismo se produjo en la primera semana de julio, luego de que los griegos votaran a favor de rechazar las políticas de austeridad recomendadas por sus acreedores internacionales. Fue entonces cuando el Dr. Fratzscher, exdirector de análisis de políticas del Banco Central Europeo con estudios en Oxford y Harvard, escribió en su blog: “El referíéndum se traduce en una catástrofe política y económica para Greciaâ€. Tambiíén lanzó esta predicción: “La salida del euro es y sigue siendo la peor opción para Grecia. Ella es cada vez más probableâ€.
Los inversores no opinaron lo mismo. Su entusiasmo por la deuda griega, que se reflejaba en su valor en alza, fue un voto de confianza en el futuro de Grecia… y tambiíén en la receta de los acreedores de un amargo medicamento de austeridad como tratamiento para los males económicos de Grecia.
Si alguien hubiese rechazado la perspectiva del Dr. Fratzscher y comprado bonos griegos con un rendimiento del 19.2 por ciento cuando íél efectuó esa predicción y los hubiese conservado hasta hoy, su retorno habría sido del 101 por ciento.
En 2015, hubo dos cosas que nunca cambiaron. Las encuestas mostraron que los ciudadanos griegos preferían la estabilidad de la unión monetaria europea a la inestabilidad de la dracma. De igual modo, ningún jefe de Estado europeo dijo jamás que la UE quería que Grecia se fuera de la zona euro. El euro, la moneda preferida por ambas partes, resultó ser el instrumento que hizo de los inversores en bonos griegos los ganadores de 2015.