INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: La mente ¿carcel o liberación?  (Leído 434 veces)

Scientia

  • Administrador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 37.950
  • Karma: +0/-1
  • Sexo: Femenino
La mente ¿carcel o liberación?
« en: Mayo 14, 2016, 07:08:08 pm »
https://motordearkivo.com/2016/05/09/la-mente-carcel-o-liberacion/


La mente ¿carcel o liberación?

La naturaleza que nos condena nos permite jugar a nuestro antojo con la materia. No podemos imaginar un plano existencial en el que no podamos palpar, oler, saborear, no podemos imaginar un mundo en el que no se nos mojen los zapatos y los calcetines al pisar un charco. El universo está dominado por un concepto que denominamos caos desde un punto de vista humano, y nuestra tierra no es para menos. Una amalgama de coincidencias y tránsitos, de personas que van y vienen, de percepciones temporales extremadamente veloces, de choque de emociones, de golpes e injusticias, de estados extremos y polos opuesto, en definitiva caos.

Está más que demostrado que más allá de nuestra percepción de la realidad existen diferentes mundos o estados de consciencia donde la experiencia que va ligada a la existencia está regida por otro tipo de “leyes” o “dominios”, tan extensos y a su vez complejos que nuestra mente limitada no es capaz de asimilar porque no concuerda con la materia que nos envuelve como ánimas. Y no existe peor enemigo para la expansión de la mente que la mente en si.

¿Don o maldición? ¿Proceso o estancamiento?

En un mundo en el que no podemos imaginar el no ser y serlo todo, el no necesitar un nombre, el haber existido desde siempre. ¿Dónde están mis manos? ¿Dónde están mis pies? El no poder imaginar ver en todas las direcciones al mismo tiempo, donde el tiempo sencillamente no es transito ni números, donde no hay lento ni rápido, donde el tiempo se libera de su carrera y sencillamente se convierte en espacio y en el verdadero concepto de la vida.

Todo esto es existencia, ser el ser sin ser más ni menos, ser expansión continua, ser aquel concepto de vida pero en infinito. Infinito reducido a una mente, una mente reducida a la vida, una vida reducida a las influencias y a la rutina. Una rutina reducida al miedo.

Un don convertido en estancamiento.

Si algún dí­a fuimos luz, hoy somos materia. Hoy comprendemos el tiempo, sabemos que es finito, hoy podemos amarnos u odiarnos, hoy podemos destruir o crear, hoy podemos palpar, saborear y ver, sentir en lo fí­sico y poder gritar lo que nos produce, compartirlo y enseñar.

Un proceso maravilloso de libertad fí­sica, donde todo el universo y su creación se reduce a una pequeña amalgama de caos existencial, a partí­culas independientes vivas que nos conceden lo que conocemos. Un estado más dentro de “las leyes” del multiverso. Un verdadero regalo donde cada uno considera su uso de manera libre.

El problema reside en el olvido y la complacencia, la materia es limitada, la mente es materia frágil y íésta es tan servil y obediente a su recipiente, tan adaptable a sus necesidades que si pides dormir en vida, dormirás en vida, que si pides no recordar no recordarás, si piensas en miedo recibirás miedo, si creí­ste firmemente en la definición de tristeza y la adaptaste a ti y a tu circunstancia íésto sentirás.

Hemos dejado que otros decidan por nosotros lo que queremos sentir, permitimos que nos digan lo que deseamos alejándonos cada vez más de nuestro verdadero deseo, considerándolo una patraña, una locura, un despropósito y una perdida de tiempo. Hemos permitido que nos hagan creer que el verdadero propósito de la vida es ser ese, trabajar para conseguir aquello, practicar e imitar para gustar más, enfocarnos en cosas imposibles y completamente opuestas al impulso de la vida.

Vivimos constantemente en el lado opuesto de la existencia, procurándonos una vida anti-existencial, donde nosotros mismos no queremos ni podemos ser nosotros y luchamos usando todas nuestras fuerzas para ser ese arquetipo de civil perfecto que encaje en esta sociedad. Y lo curioso es que a pesar del dolor y amputamiento que eso conlleva lo conseguimos, conseguimos ponernos todos en el lado que no toca de la balanza creando para todos un desequilibrio espiritual, donde el espí­ritu su adormece y endurece por resultar, por el momento inútil. Seguimos a un rebaño que creemos perfecto, cualquier razonamiento o pensamiento imaginativo se desecha por no ser práctico y lo único valido y lo que te convierte en un ser admirable es la disciplina y tu capacidad para poder soportar el sufrimiento del dí­a a dí­a, ser un trabajador ejemplar que gracias a sus objetivos gana como premio un viaje en un crucero por el mediterráneo. El trasfondo es horrible y mama directamente de la gran teta podrida de la complacencia, de las distracciones y de la anti-existencia amada y venerada.

Por desgracia, y escribiendo desde el entendimiento, este proceso es una obligación en la que caemos todos a empujones sin tener tiempo a pensar por quíé. Caemos y vivimos la caí­da sin considerar que otro camino, que otra forma de vida es posible, hasta que caemos de bruces contra el suelo y hemos muerto, para que otros, nuestras familias y amigos sigan cayendo.

mentedimensional

Es cierto que considerar el cambio y vivirlo no es práctico, lo más probable es que te quedes sin materia esencial, como una casa o alimento y que tambiíén mueras. Por eso no se trata de aplicar esta consciencia a la materia, si no aplicarla a la mente para que esta la aplique al espí­ritu. Saber de manera subconsciente que el sistema de vida que tenemos nos encamina al enrocamiento, un enrocamiento que por suerte no existe más allá de la materia y que si tú le pides a tu mente otro punto de vista, íésta te lo concederá gustosa.

Vivimos en un mundo de materia limitada (perdonad que me repita tanto) pero es un hecho que nuestra mente es infinita, y a pesar de que nuestro cuerpo este encerrado en el aquí­ y en ahora, debemos procurar que nuestra mente nunca se vea arrastrada por este echo, que el único que pude darle la libertad infinita innata es uno mismo, lejos del ruido y la estampida compulsiva social que nos condiciona.

A dí­a de hoy se discute, si nuestra mente es un paso hacia la libertad o un estado de encarcelamiento. Sin duda el echo es lo importante, se da paso a una existencia fí­sica. La materia limitada termina o cambia, el estado se lo proporciona la mente y la mente es infinita.

Representación del ser humano, cultivando conductas francas y afables para la apertura. Precipitarse y ser ambicioso para cumplir los deseos del propio ego o el de otros es una fuente inagotable de estríés y una perdida de tiempo que impide fluir de forma natural. Conocerse a uno mismo es fundamental, no el reflejo del espejo, si no conocerse con los ojos cerrados, poder andar sabiendo que estamos pisando.