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Autor Tema: Lenguaje corporal clave para evitar ser ví­ctima de delitos  (Leído 453 veces)

Scientia

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Lenguaje corporal clave para evitar ser ví­ctima de delitos
« en: Diciembre 09, 2016, 08:38:47 pm »
https://psicologiaymente.net/forense/lenguaje-corporal-evitar-victima-delitos


Lenguaje corporal clave para evitar ser ví­ctima de delitos
¿Podemos evitar ser ví­ctimas de una agresión o un robo simplemente con un buen lenguaje corporal?


Intenta recordar a un algún conocido que haya sido asaltado en más de una ocasión. Ahora, intenta recordar a otro pero que jamás haya sido despojado de sus pertenencias en la calle. Recuerda cómo se ven cuando caminan, ¿en que difieren? ¿quiíén se ve más seguro de su caminar? ¿Quiíén parece más poderoso y quiíén más díébil?

Robos, agresiones... y cómo prevenirlos con un lenguaje corporal imponente
No nos es desconocida en la actualidad la importancia que tiene nuestro lenguaje corporal a la hora de comunicarnos, pues dí­a a dí­a, diversas teorí­as sobre este son cada vez más ampliamente aceptadas por la comunidad cientí­fica. Como el hecho de que aproximadamente el 80% de nuestra comunicación se lleva a cabo por medio de nuestros gestos y expresiones.

Es tambiíén a travíés de estos últimos que podemos empatizar y manifestar más fácilmente a otros nuestras emociones y sentimientos. Pero así­ como podemos transmitir un estado de ánimo positivo, tambiíén podemos proyectar: inseguridad, miedo, vulnerabilidad e indefensión a travíés de nuestro lenguaje corporal. Hoy explicaremos como íéste influye poderosamente en el proceso de victimización y victimodinámica (es decir, como pasamos a ser ví­ctimas de un delito o de algún siniestro), especialmente si se proyectan las cuatro últimas caracterí­sticas mencionadas anteriormente. Además de brindarte unos consejos para mejorar nuestro lenguaje corporal.

El interíés moderno en la ví­ctima y el experimento
Desde los primeros trabajos de Benjamin Mendelsson en el proceso de cómo se llega a ser ví­ctima de un siniestro, atentado o delito en los años sesenta, la victimologí­a (disciplina encargada del estudio de las victimas) pasó a ser rápidamente motivo de interíés para las ciencias sociales como la criminologí­a, el derecho y por supuesto la psicologí­a.

Este interíés por cómo las personas pasan de ser simples transeúntes a agraviados de algún delito hizo que, en la díécada de los ochenta, los investigadores Betty Grayson y Morris Stein plantearan un sencillo experimento que plasmó una serie de resultados muy particulares. La dinámica que Grayson y Stein realizaron era la siguiente: en una prisión, a un grupo de reclusos (entre los que se encontraban personas que habí­an robado, violado e inclusive asesinado) se les proyectó, de manera individual, una serie de ví­deos cuyo contenido era sencillamente el de unos transeúntes caminando normalmente por una calle neoyorquina.

Lo único que tení­an que indicar los reos a los investigadores era comunicarles a quíé personas entre todas las que transitaban por la calle escogerí­an como posibles ví­ctimas. Los investigadores estimaron que el tiempo en el que decidí­an a la posible ví­ctima era de tan solo siete segundos. Al indicar sus selecciones, los resultados eran un poco desconcertantes puesto que la elección que tomó cada recluso era consistente, es decir, pese a que cada voluntario habí­a visto el video por separado, los reos escogí­an en repetidas ocasiones a las mismas ví­ctimas.

Los reos escogen a sus ví­ctimas por su (mal) lenguaje corporal
Otro dato igual de curioso resulto ser que, la selección de cada uno no dependí­a ni de la raza, edad, tamaño o constitución fí­sica, pues algunas mujeres cuya constitución parecí­a frágil, pasaban desapercibidas en contraste con algunos hombres altos y relativamente fornidos que sí­ fueron escogidos.

Cuando se les preguntaba a los convictos a que se debí­a tal elección, ellos respondí­an que no sabí­an exactamente el porquíé, simplemente se limitaban a decir que se miraban como blancos fáciles. Y puesto a que ninguno de los criterios anteriores era motivo por el cual escoger a una persona ¿quíé era lo que determinaba si una persona pasaba a ser o no agraviado? Los investigadores realizaron un análisis mucho más exhaustivo llegando a los siguientes resultados.

Nuestro lenguaje corporal indica si somos vulnerables o fuertes
Parece que gran parte del proceso de selección depredador / presa es inconsciente y esto se debe a que los reclusos se orientaban más en quíé expresaba el lenguaje corporal de las posibles ví­ctimas.

Caracterí­sticas de un lenguaje corporal vulnerable
Los investigadores encontraron que el grupo de “ví­ctimas” escogidos en el ví­deo compartí­an una serie de caracterí­sticas entre si respecto a su lenguaje corporal destacando los siguientes puntos.


 
1. Paso y ritmo
Las “zancadas” que realizaban cada ví­ctima eran de alguna manera exagerada, pudiendo ser anormalmente largos o sumamente cortos. Signo de inseguridad o angustia. Por otro lado, quienes no eran seleccionados registraban “zancadas” normales en su caminata. Con respecto a la fluidez en el caminar, la selección natural enseño a los depredadores siempre fijarse en los más lentos de la manada. Por regla general, un ritmo lento en el caminar, falto de intencionalidad o de propósito proyecta inseguridad, miedo e indefensión.

2. Descontento e indecisión
Voltear a ver a todos lados como si se estuviera perdido, miradas dubitativas y regresar por el mismo camino por el cual ya transitó eran caracterí­sticas comunes entre algunas de las victimas seleccionadas. Una persona insegura en su caminar es, para los delincuentes, más fácil de someter. De la misma manera, si te detienes a hablar con extraños a pedir indicaciones, los delincuentes pensaran que eres turista o te encuentras en un barrio desconocido para ti, lo que te hará mucho más vulnerable.

3. Artí­culos de lujo
Los criminólogos señalan que los delincuentes viven bajo un esquema distorsionado de valores en el que se ve a la sociedad como un sistema injusto en el que solo pocos pueden gozar de privilegios y lujos, experimentando, además, rabia contra esta sociedad. Por lo que demostrar públicamente tus bienes (por ejemplo, relojes caros, anillos, pulsos de oro, celulares caros, etc.) reaviva en muchas ocasiones dicha rabia. Muchas personas que en el ví­deo mostraban diversos bienes eran frecuentemente escogidos como ví­ctimas.

4. Torso y mirada
Otra cosa que tení­an en común las personas escogidas en el ví­deo por los reclusos consistí­a en la posición del torso y la dirección de la mirada. Frecuentemente, las personas que caminaban cabizbajas, con los hombros caí­dos y hacia adentro, encorvados y con la mirada dirigida hacia el piso, distraí­da o perdida eran elegidas. Los gestos anteriormente indicados son señales inequí­vocas de indefensión. Proyectan fuertemente debilidad.

5. Totalidad
Por último pero no menos importante, se destacaba entre las victimas escogidas que sus gestos carecí­an se simetrí­a y plenitud en sus movimientos. Sus extremidades se moví­an como si fueran separadas o independientes del resto de su cuerpo. Por otro lado, las “no victimas” gozaban de equilibrio en relación con sus movimientos.

¿Cómo se aplica esta teorí­a a la prevención de los crí­menes?
Como recalcamos anteriormente, gran parte del proceso de selección de la ví­ctima se realiza de manera inconsciente por los delincuentes. Quizá sea una caracterí­stica heredada a travíés de millones de años de evolución encontrar de un vistazo al más díébil de la manada. Al igual que un animal salvaje, el depredador humano quiere realizar el mí­nimo esfuerzo al cazar, no quiere un trabajo difí­cil y peligroso, buscara a quien se vea más díébil, sumiso y quien probablemente no de batalla.

Varios trucos prácticos para mejorar el lenguaje corporal
Nuestro lenguaje corporal es gran parte inconsciente, por lo que modificarlo es sumamente difí­cil, pero no imposible. Algunas señales y actitudes pueden ayudarnos a emitir un lenguaje corporal más poderoso y positivo, que nos hará menos vulnerables al delito. A continuación te hacemos las siguientes recomendaciones.

Desarrolla tus habilidades de conciencia: hay diversas formas en ser más consciente de tu entorno, desde familiarizarte con las rutas que tomas a diario camino a casa, las horas pico en las que las personas más se mueven, y quienes andan por frecuencia por tu barrio, hasta practicar yoga, meditar o practicar algún arte marcial (de esto hablaremos más adelante).
Haz ejercicio: Mantenerte en forma no solo impacta en tu capacidad para repeler fí­sicamente una agresión sino que tambiíén hace que tu cuerpo libere dopamina y endorfinas que te hacen sentir mejor contigo mismo, lo que hará que desarrolles más confianza en ti mismo y aumentara tu autoestima lo que repercutirá en tu lenguaje corporal positivamente.
Mantente informado: está demostrado cientí­ficamente que el conocimiento y la información reducen nuestro miedo y aumentan nuestra confianza, recordemos que la esta es una cualidad que se expresaba en el lenguaje corporal de quienes no eran ví­ctimas. Leer artí­culos sobre cómo evitar ser ví­ctimas, defensa personal y periódicos sobre que ocurre en tu ciudad puede ayudarte a estar informado.
Practica defensa personal: no para ejercerlo cuando un atacante te pida tus pertenencias, ya que en este caso, siempre lo más prudente será evitar cualquier confrontación, sino porque está demostrado que llevar un curso de defensa personal afecta poderosamente nuestra confianza ante una situación de peligro, está confianza repercute de manera muy positiva en nuestro lenguaje corporal y aumenta tu conciencia sobre el entorno. Por tanto, reduce la probabilidad de lucir como una potencial ví­ctima.
Más trucos para mejorar el lenguaje corporal
Conforme aumentes tu confianza y te sientas mejor contigo mismo, menos probabilidades tendrás de ser ví­ctima de algún delito, puesto que tu lenguaje corporal expresará bienestar, poder y confianza. Así­ como vayas cambiando poco a poco tu lenguaje corporal, puedes ir optando por agregar los siguientes gestos que pueden evitar que te conviertas en ví­ctima:
Camina siempre con el mentón hacia arriba, paralelo al horizonte manteniendo una mirada fija y segura, cuando alguien te vea mantíén su mirada, pero no seas desafiante (muchas veces esta táctica disuade a los delincuentes de meterse contigo).
Eleva los hombros y mantenlos rectos, saca un poco el pecho, esto es señal de poder.
Camina a pasos firmes y normales. Ni muy rápido ni muy lento. Ni muy largos, ni muy cortos. Trata de que sean armoniosos y no “robotizados”.
Mantíén una armoní­a en relación con tus pasos, tus brazos y tus gestos.
Si no recuerdas alguna calle o dudas de tu camino, entra a un cafíé o tienda a pedir indicaciones. Evita pedir ayuda a desconocidos y hablar con ellos.
Mueve los brazos de manera natural y equilibrada respecto a tus pasos.
No andes por la calle con joyas ostentosas. Evita hablar por tu telíéfono móvil, escuchar música y parecer distraí­do.
Referencias bibliográficas:
Grayson, B. and Stein, M. I. (1981), Attracting Assault: Victims’Nonverbal Cues. Journal of Communication, 31: 68–75. doi: 10.1111/j.1460-2466.1981.tb01206.