Por... MARTIN CRUTSINGER
WASHINGTON -- El díéficit de la balanza comercio estadounidense saltó a su nivel más alto en 10 meses a medida que la economía, en proceso de recuperación, propició la demanda de las importaciones.
El Departamento de Comercio informó el martes que el díéficit comercial subió un 9,7% a 36.400 millones de dólares en noviembre, un desequilibrio mayor al pronosticado por los economistas de 34.500 millones de dólares.
Las exportaciones estadounidenses tambiíén subieron, ayudadas por un dólar más díébil frente a otras monedas.
Las exportaciones aumentaron un 0,9% su síéptimo avance mensual consecutivo, gracias a un aumento en la demanda de automóviles, productos agrícolas y maquinaria industrial producida en Estados Unidos.
Las importaciones, sin embargo, aumentaron un 2,6%) encabezadas por un alza de 7,3% en las importaciones de petróleo.
El díéficit con China disminuyó un 10,8% a 20.200 millones de dólares en noviembre, cuando las exportaciones a China llegaron a su mayor cuantía. Hasta fines de noviembre, el díéficit con China es el mayor incurrido por Estados Unidos con cualquier país, pero es un 15,9% menor que en el mismo periodo de 2008.
Los fabricantes estadounidenses sostienen que China manipula injustamente el valor de su divisa para obtener ventajas comerciales, argumento que el presidente Barack Obama planteó a los dirigentes chinos durante su visita en noviembre.
En los primeros 11 meses de 2009, el díéficit comercial tuvo un ritmo anual de 371.590 millones de dólares, casi la mitad que los 695.940 millones del año anterior. La mejora reflejó la severa recesión de Estados Unidos, que redujo sustancialmente la demanda de productos extranjeros por parte de los consumidores.
Empero, la economía estadounidense ha dado muestras de recuperación tras su peor recesión desde la díécada de 1930, por lo que las importaciones han comenzado a crecer. Los economistas creen que la tendencia continuará en 2010 y en consecuencia pronosticaron un díéficit comercial mayor.
Con todo, agregaron que el sector fabril estadounidense se beneficiará de la continuada demanda de las exportaciones, a medida que se recuperan los principales mercados de los bienes estadounidenses en el exterior.
La caída del dólar ante las principales divisas desde marzo de 2009 seguramente contribuirá a la bonanza exportadora.