La esperanza generada por la recuperación final del miíércoles tras la reunión de la Fed se desvaneció de nuevo ayer con una dura recaída de Wall Street. No obstante, los índices mantuvieron por los pelos sus primeros soportes, lo que da esperanzas de un cierto rebote en Europa despuíés del sufrimiento experimentado ayer por los alcistas. Máxime con la reelección de Bernanke al frente de la Fed tras el cierre del mercado.
Al cierre, el Dow Jones perdió el 1,13% y el S&P 500 se dejó el 1,18%. El Nasdaq, que había logrado el mayor rebote la víspera, se hundió el 1,91%.
Con o sin rebote a corto plazo, lo más probable sigue siendo que el mercado prolongue su caída. La duda es si lo hará con la misma violencia de las sesiones posteriores a la ruptura bajista o si entrará en un movimiento lateral-bajista más duradero. Pero despuíés de dicha ruptura no parece factible que los índices hagan suelo a corto plazo. Esta vez sí parece que está en marcha la gran corrección.
Los argumentos que explican la recaída de ayer se centran en los malos resultados empresariales y en los datos económicos. En el primer caso, Qualcomm y Motorola dieron unas previsiones inferiores a lo previsto y desataron las ventas en el Nasdaq. El primer beneficio anual de Ford en cuatro años pasó desapercibido, al igual que los buenos resultados de 3M, AT&T y Procter & Gamble.
En el segundo, las demandas semanales de subsidios subieron mucho más de lo esperado, y los pedidos de bienes duraderos subieron mucho menos de lo previsto.
El dólar siguió su recuperación frente al euro, que se situó por debajo de 1,40 dólares. Aun así, el petróleo y el oro subieron: el primero cerró en 73,87 y el segundo, en 1.087,4.
Hoy viernes será el día del PIB del cuarto trimestre, para el que se espera una aceleración hasta el 4,6% desde el 2,2% del tercero, y del índice de sentimiento de la Universidad de Michigan, junto a los resultados de Chevron y Honeywell.