La alegría de los mercados y los medios de comunicación de todo el mundo por la "baja demanda" en la inyección de liquidez a tres meses que realizó el BCE el martes se demostró ayer ficticia. La autoridad monetaria realizó ayer otra subasta a seis días en la que se solicitó una enorme cantidad destinada tambiíén a cubrir el famoso vencimiento de 442.000 millones y que demuestra que los problemas de financiación de la banca europea no se han reducido lo más mínimo. La única novedad, según fuentes del mercado, es que los países perifíéricos cada vez necesitan más apelar al BCE en detrimento de los nórdicos.
Como es sabido, ayer vencía la macroinyección de liquidez a un año de 442.000 millones que realizó el BCE en junio de 2009 para tratar de evitar un colapso del sistema financiero. Para refinanciarla, convocó el miíércoles un subasta a tres meses que sólo registró una demanda de 132.000 millones, lo que fue interpretado como una señal de que los problemas de liquidez de la banca se han reducido y disparó la cotización de la banca en bolsa.
Pero en realidad no era así. Ayer hubo otra subasta a seis días, anunciada el día del último consejo del banco central, 10 de junio, que registró una extraordinaria demanda de 111.200 millones. Según varias fuentes del mercado, algunas entidades han preferido esta vía de financiación a muy corto plazo para irla renovando hasta que el 28 de julio se produzca la nueva inyección a tres meses anunciada en el mismo consejo por Jean-Claude Trichet.
Es decir, se trata de dos vías alternativas para el mismo fin: refinanciar ese enorme vencimiento de la inyección a un año. Y la consecuencia es que la banca europea sigue teniendo graves problemas de liquidez que sólo puede aliviar en la ventanilla de descuento del banco central.
Porque los mercados siguen cerrados a cal y canto, tanto el interbancario como el mayorista (salvo para algunas emisiones de cíédulas de los países nórdicos, porque las españolas son imposibles de colocar ahora mismo). La única novedad, según las fuentes consultadas, es que la apelación al BCE será cada vez mayor por parte de los países del Sur (los PIGS) y menor por los del Norte: precisamente, su decisión de cerrar el grifo a España y sus compañeros les hace necesitar menos liquidez.
La banca española cada vez depende más del BCE
“Cada vez somos más los españoles que acudimos al BCE. Tenemos cerrado el grifo y esto es como un secarral, que según pasa el tiempo y aumenta el calor, más seco todavía se vuelveâ€, explica gráficamente una entidad mediana. Y añade que “aunque se recupere la confianza en España, cuesta Dios y ayuda que te reabran las líneas de liquidez en el interbancario que te han cerrado los bancos extranjerosâ€.
Porque, aunque los bancos y cajas no den más críédito, tienen que afrontar los vencimientos. Y no sólo de la deuda a largo plazo, tambiíén de los repos (contratos con pacto de recompra) con entidades extranjeras, pagaríés o depósitos en el interbancario. Y para atenderlos, no les queda más remedio que acudir al BCE tal como está el mercado.
Finalmente, otra cosa que llamó mucho la atención de la subasta de ayer es que esos 111.200 millones se repartieron sólo entre 78 entidades. “Eso significa que han acudido los grandes bancos de la zona euro, que son los que más problemas suelen tener para cuadrar sus posiciones de liquidezâ€, concluye otra de las fuentes citadas.