Martin Skancke. (Foto: NIMB) Es muy grande, enorme. Tanto como los más de 240.000 millones de euros de patrimonio que maneja en todo el mundo, el equivalente a un cuarto del PIB de España. Y es un desconocido. Por completo. La mayoría de las empresas cotizadas ignora la presencia en el accionariado de este gigante nórdico. Es el fondo soberano de Noruega, propietario de una cartera de más de 70 acciones españoles con un valor en bolsa de 3.400 millones de euros, según datos recopilados por Cotizalia.com a partir de información del Banco Central de Noruega. Una cifra nada despreciable, que le convierten en uno de los mayores inversores privados extranjeros en nuestro país.
Su aparición en la esfera financiera española se ha producido al calor de la entrada con un 5% en el estadounidense Sovereign Bancorp, participado por Banco Santander. En la entidad que preside Emilio Botín tiene el 0,33% del capital, pero su preferencia parece estar en su principal rival. En el BBVA de Francisco González cuenta con un 0,77%, valorado en más de 440 millones. Su mayor posición en la bolsa ibíérica es de 800 millones, en acciones de Telefónica, que suponen un 0,82% del capital de la compañía que preside Cíésar Alierta. Pero su apetito por la renta variable no se ciñe sólo a las grandes multinacionales españolas. Está por todos lados. Tambiíén en las más pequeñas. Desde la papelera Europac (0,11%) a la audiovisual Vertice 360º (0,56%), Uralita (0,16%) o Miquel y Costas (0,25%). Destaca su apuesta por la constructora OHL de Juan Miguel Villar Mir, en la que controla más del 0,7% del capital, la segunda posición porcentual más alta por detrás de la de Telefónica. No está, sin embargo, en algunos de los chicharros más candentes del mercado como Avánzit o Jazztel.
El sovereign fund occidental
El Banco Central de Noruega, a travíés de su brazo de inversión NIMB, es el encargado de gestionar y custodiar el reguero de miles y miles de participaciones que posee el fondo. A su vez, Kristin Halvorsen es la titular del Ministerio de Finanzas, el órgano de gobierno al que debe rendir cuentas. Su director general es Martin Skancke y responsable ejecutivo del fondo, que se nutre de las enormes reservas de divisas que generan las exportaciones de petróleo de Noruega.
Con poco más de 42 años, es una de las personalidades con las que cualquier gestor de relaciones con accionistas desearía intercambiar algunas impresiones o la tarjeta de visita. Skancke es siempre bien recibido haya donde va, especialmente, en EEUU, país en el que el fondo soberano de Noruega posee acciones y bonos por un valor cercano a los 80.000 millones de euros, casi un tercio de todo el patrimonio total. El Gobierno de Noruega tiene derecho a reembolsarse por ley un máximo del 4% del valor del fondo cada año.
Noruega rivaliza en los mercados con los fondos sauditas, qataríes o dubatíes como el Investment Corporation of Dubai (ICD) que participó recientemente en la puja virtual por la inmobiliaria Colonial. La creación de fondos soberanos se ha hecho popular en los Gobiernos en los últimos años, dentro de la estrategia de algunos países de mercados emergentes para manejar su ingente generación de riqueza a partir de las materias primas. Estos instrumentos se han hecho todavía más visibles en momentos en que la economía mundial lucha con una crisis de críédito.
Con estos gigantes entre los vehículos de inversión el mito de las manos grandes del mercado -aquellas que dibujan las tendencias bursátiles- tiene nombre y apellidos en los fondos de inversión, hedge funds o planes de pensiones, que manejan patrimonios de miles de millones en bolsa, bonos u otros activos en función de su política de inversión. Noruega tiene el único fondo soberano de gran tamaño en Occidente frente a la mayoría de ellos de origen oriental (Arabia Saudí, Singapur, Dubai).