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Autor Tema: ¿Quiíén infló más la burbuja? Zapatero creó más viviendas y empleo en la  (Leído 298 veces)

Eguzki

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¿Es culpable Aznar del paro gestado durante el Gobierno de Zapatero? Pese a que la expansión inmobiliaria tenga su origen en la íépoca del PP, el actual Gobierno no hizo nada por mitigar su crecimiento. De hecho, durante la presidencia de Zapatero y hasta el pinchazo de la burbuja, los empleos creados en el sector constructor fueron unos 163.000 anuales frente a los 120.600 de media de la íépoca del Gobierno anterior.

El presidente del Gobierno Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero achacó el 70% de los puestos de trabajo perdidos durante la crisis a la gestión de Gobierno de Josíé Marí­a Aznar. La mayor parte del paro procederí­a de la construcción, sector inflado por la expansión inmobiliaria acaecida en las dos legislaturas gobernadas por el PP.

Pero Zapatero no sólo no puso coto a la expansión inmobiliaria, sino que usó la inercia de la bonanza en la construcción y contribuyó a inflar aún más la burbuja. Las crí­ticas del presidente no existí­an hace unos años. Además de presumir de crecimiento económico (el PIB llegó a crecer hasta un 4% en 2006, impulsado sobre todo por el sector del ladrillo), se congratuló de rebajar la tasa de paro hasta el 7,95% en el segundo trimestre de 2007. El presidente volví­a a felicitarse la pasada semana de que la “mejor” tasa de paro de la Historia se produjo bajo su mandato, en 2007, olvidando que la mayor creación de empleo ocurrió en la construcción.

Así­, desde su llegada al poder, en marzo de 2004 hasta el segundo trimestre de 2007, cuando el empleo en la construcción llegó a su apogeo, se crearon 529.800 puestos de trabajo en el sector, lo que representa una cifra anualizada de 163.000. En los ochos años del Gobierno de Aznar, los nuevos puestos de trabajo de la construcción fueron 965.000, unos 120.600 al año.

¿Cuándo se construyeron más viviendas? Los gobiernos de Aznar vieron crecer de forma espectacular las viviendas construidas hasta tal punto que su último año de gobierno triplicaba las iniciadas en 1996, año de su llegada al poder. Pero la cifra de viviendas libres iniciadas habla de una mayor expansión durante el Gobierno de Zapatero. La media anual de las construcciones iniciadas en la primera legislatura de Zapatero llega a las 613.400, superando en más de 200.000 las 412.400 de la íépoca de los gobiernos del PP.

Tras el pinchazo de la burbuja, la caí­da de la actividad fue dramática. En 2008 las viviendas libres iniciadas descienden a 237.959, a niveles de 1996 para desplomarse los dos años siguientes y registrar cifras de los años 80: 80.230 viviendas iniciadas en 2009 y 63.090 en 2010.

La píérdida de empleo ha sido igual de espectacular: los datos del primer trimestre arrojan ya menos de 1,5 millones de trabajadores en la construcción, lo que implica casi la mitad de los más de 2,7 millones de personas que estaban empleadas en el sector en el segundo trimestre de 2007.

Durante la crisis se han perdido unos 2,3 millones de empleos, por lo que los 1,5 millones de puestos de trabajo perdidos durante la crisis representan algo más del 50% del total.

ZAPATERO RECURRIí“ AL “LADRILLAZO” PARA COMBATIR LA CRISIS

Las crí­ticas de Zapatero a los años de gestión “popular” supuestamente basada en el ladrillo resultan más chocantes cuando se contrastan con sus medidas para combatir la crisis: entre 2008 y 2009 el Gobierno del PSOE siguió la ortodoxia keynesiana de impulsar la economí­a mediante el gasto público. Unos 60.000 millones de euros se emplearon al efecto; de íéstos, más de 11.000 millones se dedicaron al sector de la construcción.

Así­ se creó el Fondo Estatal de Inversión Local, dotado con 8.000 millones de euros destinados a los ayuntamientos para obras en los consistorios de toda España. Según datos del Gobierno, esta partida logró crear unos 280.000 puestos de trabajo, algo que no logró parar la sangrí­a del desempleo: en el periodo de vigencia del fondo el paro aumentó en 1,5 millones de personas. Con una fuerte carga de inversión en obra pública, se adjudicaron 3.000 millones al Fondo Especial del Estado para el estí­mulo de la economí­a y el empleo.

Según tambiíén señaló Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero, la mayor parte del endeudamiento de familias y empresas proviene de los ocho años del Gobierno de Aznar. Las cuentas públicas estaban, sin embargo, saneadas. Aznar abandonó el Gobierno con un díéficit del 0,2% del PIB y una deuda pública en continuo descenso, que cayó hasta el 46,2%.

Zapatero prolongó con fortuna la solidez de las cuentas del Estado hasta el advenimiento de la crisis. El presupuesto público logró incluso alcanzar un superávit del 1% en 2005, del 2% en 2006 y del 1,9% en 2007. La crisis provocó que el Ejecutivo incurriera en un díéficit del 4,2% al año siguiente, elevado a un espectacular 11,1% en 2009. Sólo la presión exterior, fundamentalmente la de Alemania, ví­a Unión Europea, ha impuesto una mayor austeridad que ha logrado rebajar el díéficit al 9,2% en 2010.

La deuda pública, que en el Gobierno del PSOE logró rebajarse hasta el 36,1% del PIB en 2007, subió hasta el 39,8% al año siguiente para dispararse al 53,2% en 2009 y al 60,1% en 2010.

ORIGEN DE LA BURBUJA, TIPOS BAJOS Y FALSA LIBERALIZACIí“N

Lo cierto es que es difí­cil culpar a cualquiera de los dos gobiernos del origen y los excesos de la expansión inmobiliaria, cuya primera causa tiene un origen exógeno. Las inversiones en el ladrillo se beneficiaron de los tipos bajos implementados por el BCE, prolongando una tendencia de toda una díécada. Estas tasas artificialmente bajas ocasionaron la expansión del críédito, que afluyó sobre todo a la construcción.

El PP hizo un tí­mido intento de atajar la burbuja inmobiliaria con un proyecto para la liberalización del suelo. Sin embargo, el Tribunal Constitucional tumbó partes fundamentales de la ley al entender que la recalificación de los terrenos era competencia de las autonomí­as, un aspecto comúnmente ignorado en las crí­ticas del PSOE al perí­odo de Aznar.

Finalmente, ni siquiera en las comunidades gobernadas por el PP se acometió ninguna liberalización. La situación se hizo finalmente insostenible y la burbuja estalló dramáticamente en pleno Gobierno del PSOE. Culpables o no, ni los Gobiernos del PP, primero ni del PSOE despuíés implementaron medida alguna para frenar la escalada de precios inmobiliarios. La fuerte actividad de la construcción impulsaba la economí­a y las recalificaciones de terrenos ayudaba a fortalecer las cuentas públicas, desincentivando cualquier intento reformista.