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Autor Tema: Chipre, Dijsselbloem, la recesión... el circo de la crisis del euro obliga a  (Leído 139 veces)

Eguzki

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El circo de la crisis del euro está volviendo a alborotarse. Y su domador principal, Mario Draghi, tratará de poner orden hoy. Desde su posición como presidente del Banco Central Europeo (BCE) ya mostró su capacidad de influencia el pasado verano. Primero de palabra, cuando se comprometió a "hacer lo que sea necesario" para salvar el euro; y luego de obra, cuando presentó su nuevo programa de compras de deuda (OMT). Ambas maniobras aplacaron las tensiones; pero estas han vuelto de la mano de los problemas polí­ticos en Italia -y Portugal- y del políémico rescate de Chipre. Hoy, con motivo de la reunión mensual de la entidad que preside, tendrá otra oportunidad para templas los ánimos. Cinco serán las claves que determinarán si lo conseguirá o no.   

1. Chipre, la fragmentación financiera y Dijsselbloem

En la última cita, la del pasado 7 de marzo, el BCE se reunió en medio de la marejada polí­tica abierta en Italia tras las últimas elecciones. Un mes despuíés, el protagonismo residirá en otro de los paí­ses mediterráneos, Chipre, cuyo rescate ha evidenciado que las costuras polí­ticas del euro siguen teniendo fisuras.

Las novedades introducidas en el caso chipriota, como las píérdidas impuestas a los depósitos superiores a los 100.000 euros, la liquidación del segundo mayor banco del paí­s -Laiki Bank- o los controles de capitales para evitar una masiva fuga de dinero, amenazan con agudizar la fragmentación financiera contra la que Draghi ha luchado con tanto empeño desde el verano. Es decir, amenazan con acentuar la sensación de que un euro está más seguro en un europaí­s que en otro, que es justo lo contrario de lo pretendido con la Unión Económica y Monetaria (UEM) y su fruto, el euro. "La fragmentación en el sistema bancario está todaví­a pesando en la actividad crediticia de los paí­ses del Sur, poniendo mayores riesgos para la recuperación", ratifican los expertos de Bank of America Merril Lynch.

En medio de este revuelo, Draghi procurará poner orden. "Esperamos que Draghi utilice el intimidatorio púlpito de la presidencia del BCE para inyectar algo de sentido común en la conversión sobre Chipre, el contagio y los controles de capital", afirman los expertos de Royal Bank of Scotland (RBS). Entre otras aclaraciones, manifiestan dos muy concretas. La primera, un rapapolvo general. Creen que el banquero italiano lanzará el siguiente mensaje: "La eurozona no camina hacia el colapso; los controles de capital temporales no son el principio del fin; Europa continuará ayudando solo a aquellos que estíén preocupados de ayudarse a sí­ mismos; y que Chipre permanecerán en la eurozona tanto tiempo como desee".

En cuanto a la segunda puntualización, se tratará de un recado al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y su alusión a que el caso chipriota servirá de "modelo" para futuros episodios. En opinión de los analistas de RBS, Draghi defenderá que "el rescate de Chipre ha sido un traje a medida para unos problemas especí­ficos y graves a los que el paí­s debí­a hacer frente y no constituye un ejemplo para futuros acuerdos". Si confirma estas expectativas, la políémica estará servida entre Mr. BCE -Draghi- y Mr. Euro -Dijsselbloem-.

2. De la recesión… ¿a la recuperación gradual?

La versión oficial sostenida por el BCE en las tres primeras reuniones de 2013 establece que la región registrará “una recuperación gradual en la segunda mitad del año”. Por el momento, sin embargo, el presente es más duro. La recesión continúa instalada en la eurozona -acumula cinco trimestres consecutivos de contracción- y las previsiones tanto del BCE como de la Comisión Europea contemplan que la economí­a volverá a caer en 2013.

Los últimos datos ratifican la dureza del presente. Los indicadores de actividad empresarial y del sector servicios permanecen por debajo de los 50 puntos, con lo que confirman que la economí­a permanece díébil. Al mismo tiempo, la contracción económica está dejando un rastro cada vez más doloroso en el mercado laboral. En los dos primeros meses de 2013, la tasa de paro de la región ha escalado hasta el 12%, el nivel más alto de siempre. Hasta la inflación, que es la brújula que guí­a los pasos de la institución monetaria, está dando su brazo a torcer. Según el dato provisional facilitado ayer, la inflación interanual se moderó en marzo en la zona euro hasta el 1,7%, la tasa más baja desde 2010. Con estos datos sobre la mesa, el mercado prestará atención a si Draghi rebaja su optimismo o si, por el contrario, mantiene el discurso de que la economí­a reaccionará desde julio.

3. Los tipos pueden esperar

Pese a Chipre y la recesión, no se esperan cambios en el precio del dinero. De ese modo, permanecerí­a en el 0,75% en el que se encuentra desde julio de 2012. Así­ lo contemplan 54 de los 56 expertos consultados por la agencia financiera Bloomberg. Al mismo tiempo, tampoco variarí­an los intereses de la facilidad de depósito –los que paga a los bancos por el dinero que aparcan en este recurso-, que seguirí­an en el 0%.

Ahora bien, más allá de la cita de hoy, la discusión se abre entre quienes atisban una rebaja de los tipos en el segundo trimestre y entre quienes no barajan esta opción. “Creemos que está próximo un recorte de los tipos si la debilidad en el crecimiento de los paí­ses del núcleo de la eurozona y de la inflación en la región persiste o empeora ligeramente”, valoran los expertos de Bank of America-Merrill Lynch. “No esperamos una reducción en esta reunión y de hecho consideramos que los tipos se mantendrán en el 0,75% durante un tiempo”, manifiestan por el contrario desde RBS. 

4. ¿Y más liquidez?

Pero no solo de los tipos de interíés de viven los bancos centrales. Y menos aún en esta crisis, en la que han recurrido a otras herramientas monetarias menos convencionales para tratar de derrotarla. De hecho, y teniendo en cuenta el limitado efecto que ejercerí­a una rebaja de los intereses en el contexto actual, en el mercado existe el convencimiento de que, más que abaratar el precio del dinero, el BCE deberí­a activar otras iniciativas que refuercen los conductos de la liquidez bancaria y del críédito empresarial.

En este terreno, las opciones principales son dos: por un lado, ampliar los activos que la institución acepta como garantí­a para conceder financiación a los bancos; y por otro, lanzar un nuevo programa de compras de tí­tulos financieros, similar al que ha hecho ya en dos ocasiones con las cíédulas hipotecarias. Con estas variantes, el BCE tambiíén estarí­a persiguiendo estimular el críédito hacia las pequeñas y medianas empresas.

Al mismo tiempo, podrí­a prorrogar la barra libre de liquidez, el sistema introducido en 2008 mediante el que presta a los bancos tanto dinero como le piden y a un interíés fijo en las operaciones periódicas de financiación que realiza el BCE. Aunque en diciembre prorrogó la barra libre durante seis meses más, Draghi podrí­a oficializar ya una ampliación para confirmar su apoyo al sector financiero. Si no quiere correr tanto a la hora de alargar los plazos de forma precisa, al menos reiterará el mensaje de que la barra libre continúa abierta y de que seguirá siendo así­ mientras sea preciso.

5. Siempre quedará la OMT...

 Y en última instancia, a Draghi siempre le quedará el recurso de que su programa de compra de bonos, que responde a las siglas OMT y que fue lanzado en septiembre, sigue ahí­, sobre la mesa, esperando para ser activado en caso de que algún paí­s lo requiera. Aunque aún no ha sido estrenado, su sola presencia ha bastado, por su efecto disuasorio, para actuar como muro de contención en la crisis del euro en los siete últimos meses.

Su capacidad intimidatoria ha quedado confirmada con motivo de la incertidumbre polí­tica de Italia y el rescate de Chipre, cuyo impacto en la deuda perifíérica ha sido menor que en otros momentos porque los inversores son conscientes de que el BCE ya cuenta con un bazuca comprador que puede activar en cualquier momento. Posiblemente, Draghi, como impulsor de este recurso, aludirá a íél para recordar que la institución está preparada para actuar. Para eso es el domador y la OMT, su principal látigo