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Autor Tema: Sniace, entre el ERE y la resistencia  (Leído 173 veces)

Eguzki

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Sniace, entre el ERE y la resistencia
« en: Septiembre 23, 2013, 07:38:40 am »
La empresa propone la salida de 237 empleados y reducir el 20% del sueldo
El comitíé lo rechaza, pero si no hay acuerdo, despedirán a los 533 trabajadores

Desde que el pasado 15 de enero la directiva del grupo Sniace comunicara a los empleados de Viscocel, su filial con mayor número de trabajadores, la intención de hacer un ERE (en un principio temporal de seis meses), todos los viernes los poco más de 300 asalariados de esa fábrica marchan desde las instalaciones hasta el Ayuntamiento de Torrelavega (Santander).

A este grupo se sumó, el pasado 26 de julio, el resto de trabajadores de las demás empresas del grupo. Ahora, el total de la plantilla, 533 personas, están al borde de perder sus empleos. Las empresas afectadas por el ERE son Celltech, productor de Celulosa, Viscocel, que fabrica viscosa, la central tíérmica y las oficinas de Madrid.

El pasado jueves 12 de septiembre la directiva y el comitíé de empresa se reunieron para encontrar una solución al conflicto. En la asamblea Sniace se puso sobre la mesa un ERE que afectarí­a a 237 empleados, (80 despidos directos y el resto en jubilaciones), oferta que recibieron como un jarro de agua frí­a. La propuesta de la directiva fue rechazada por los trabajadores de Sniace, que este domingo se han encerrado (unas 250 personas), en las instalaciones para protestar. El próximo martes es el dí­a lí­mite propuesto por la compañí­a para recibir una respuesta. Si se rechaza el plan, la empresa asegura que despedirá a los 533 trabajadores que forman la plantilla.

“Este viernes (13 de septiembre) la dirección del Grupo Sniace presentó una propuesta de Plan de Viabilidad en el que contempla la reapertura del negocio energíético y de las plantas de celulosa y de viscosa con un ajuste de plantilla de 237 personas”, explicaba la semana pasada un portavoz de la empresa a este periódico. El ajuste añadí­a tambiíén una reducción de sueldo de un 20% para todos los empleados. Según la empresa, “el Plan que hemos presentado asegura el futuro no solo a corto sino tambiíén a medio y largo plazo”.

Sniace asegura que la compañí­a no contemplaba “un ERE completo de la plantilla, si bien es cierto que todo dependerí­a en primer lugar de la aceptación unánime del comitíé de empresa al Plan presentado”. Además, añade: “Esta posibilidad está sujeta a los resultados de la reforma energíética del Gobierno y de la aceptación de los acreedores concursales”.

En Torrelavega las opiniones están dividas. Por un lado la fábrica da cerca de 2.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, según un estudio de la Universidad de Cantabria. De formalizarse el ERE muchas familias de la zona irí­an al paro. Por otra parte, reconocen que es un despropósito medioambiental, como denuncian numerosos colectivos ecologistas. Sniace fue una de las empresas más contaminantes de España. Ya tuvieron problemas para lograr la Autorización Ambiental Integrada (AAI). En un principio se la denegaron, pero tras “un esfuerzo multimillonario”, asegura Justino Sánchez, de la Unión Sindical Obrera, la obtuvieron.

Entre estos “esfuerzos de la administración” por actualizar la fábrica está la instalación de una depuradora, que costó 24 millones, la más grande de España, asegura Sánchez. El 29 de diciembre se aprobó la ley del cíéntimo verde, lo que supone el pago de unos impuestos cercanos a los 9 millones de euros. Ese mismo dí­a, comenta Sánchez, Sniace detuvo las turbinas de energí­a y hace un ERE temporal de seis meses. Desde entonces la empresa ha pedido al Gobierno central que retire la medida. Uno de los puntos clave para que el plan de ajuste se lleve adelante.

Esta no es la primera crisis del grupo. En 1983 ya presentó un ERE total cuyo resultado fue el encierro de más de 800 empleados en las fábricas durante 48 dí­as. Finalmente, no cerró. “La compañí­a arrastraba una deuda de 60 millones de pesetas y a esto habí­a que sumarle el canon de 500 millones anuales que el Gobierno querí­a meter por los residuos”, Justino Sánchez.

Para salir de aquella situación se creó una mesa de viabilidad, con el apoyo de la Administración Regional, y se estableció un calendario de pagos. Los operarios salvaron sus puestos de trabajo. “Esa íépoca no tiene nada que ver con esta” aseguran Lua y Garcí­a, dos trabajadoras de Sniace con más de 30 años de antigí¼edad: “Entonces, si te quedabas sin trabajo encontrabas otro en unos dí­as. Hoy puede pasar mucho tiempo hasta que te llegue algo. Y eso con mucha suerte”.