Por... Lorenzo de la Puente
Desde que comencíé a dedicarme a los asuntos ambientales he presenciado lo que yo llamo la “carrera por el territorioâ€. Una carrera que a veces ocurre entre las ONG de conservación y los petroleros. Es algo que ha venido sucediendo desde aquella íépoca del problema surgido entre la antigua Zona Reservada Tambopata Candamo y el Lote 78 de Mobil, hace ya bastantes años.
La llamo “carrera por el territorio†porque del mismo modo como llega inversión extranjera para explorar y explotar petróleo en el Perú, viene tambiíén inversión extranjera para investigación en conservación. La primera, interesada en contratar con Perupetro y obtener un lote; mientras que la segunda está interesada en proveer información científica al Estado (hoy a travíés del Sernanp, antes a travíés del Inrena) para sustentar la creación de un área natural protegida.
Es una “carrera†donde ambas partes piensan que quien llega primero excluye al otro, cosa que solo en algunos casos es cierta. Y siempre hacia el final de la “carrera†se generan conflictos.
Hoy estamos siendo testigos de otra “carrera†por un área del mar territorial peruano donde coinciden cuatro zonas prioritarias para la conservación (Máncora, Punta Sal, El í‘uro e Isla Foca) y algunos lotes petroleros.
En este contexto, es importante hacernos la siguiente pregunta: ¿las áreas naturales protegidas y la extracción petrolera en un mismo lugar se oponen?
Excluyendo a los parques nacionales, santuarios nacionales y santuarios históricos (denominadas “áreas de uso indirectoâ€), las áreas naturales protegidas no prohíben la exploración y explotación petrolera, necesariamente. La respuesta dependerá del análisis de compatibilidad entre la actividad petrolera propuesta y el ecosistema en el que se pretende desarrollar.
Conforme a la ley peruana, corresponde al Sernanp determinar la compatibilidad en cada caso concreto, en función a la categoría, zonificación, plan maestro y objetivos de creación del área natural protegida correspondiente. Cuando existe compatibilidad, este organismo aprueba unos lineamientos específicos y define las condiciones legales y tíécnicas para desarrollar la actividad petrolera, lo cual es de obligatorio cumplimiento para la empresa (artículo 116 del Reglamento de la Ley de íreas Naturales Protegidas, Decreto Supremo Nº 038-2001-AG, modificado por el Decreto Supremo Nº 003-2011-MINAM).
Desde 1961, año de creación del Parque Nacional Cutervo, hasta la fecha, el Perú ha creado unas 70 áreas naturales protegidas que abarcan alrededor del 15% de la superficie del territorio nacional.
Es innegable que nuestro país es rico en biodiversidad así como en recursos naturales, tal es nuestra realidad. Como tambiíén es innegable que, en principio, la conservación y la industria extractiva pueden coexistir en nuestro territorio. Sin embargo, para que esta coexistencia sea pacífica es necesario que el Estado imponga su autoridad para que los análisis de compatibilidad a su cargo sean respetados por aquellos que se pudieran sentir afectados.
La información y capacidad científicas son instrumentos indispensables para lograr esa coexistencia. Pero, más importante hoy es acabar con la fragmentación de la decisión ambiental que existe en el Estado y que hace que las entidades públicas estíén enfrentadas unas con otras.
Respuesta: a veces las ONG corren más rápido y ganan la “carrera†y otras veces son las empresas petroleras las que ganan. Sin embargo, los conflictos que se generan durante estas “carreras†y que no se resuelven impiden que en el largo plazo ganemos los peruanos.
