Se han cumplido los augurios de Michael Bloomberg. El ex alcalde de Nueva York advirtió hace siete años, en un informe, que Nueva York estaba en peligro de ser destronada como la capital financiera del mundo por Londres.
Nueva York ha ido perdiendo atractivo como lugar para hacer negocios financieros, debido a una mezcla de exceso de litigios, una sofocante regulación y normas restrictivas de inmigración, de acuerdo con unos 50 directores ejecutivos entrevistados por McKinsey para el estudio.
Londres, por el contrario, seduce a a bancos y firmas de inversión gracias a una apuesta de los políticos británicos por la regulación "flexible" en la capital británica.