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Un debate sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus implicaciones para la agricultura y el desarrollo rural en Europa y Asia central abre hoy la 30 reunión de la Conferencia Regional de la FAO para Europa.
Esa instancia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acoge a ministros y altos responsables de Agricultura de medio centenar de países de Europa y Asia Central para abordar las prioridades alimenticias de la región.
De acuerdo con los organizadores, la cita analizará la alineación de los objetivos estratíégicos de la FAO con las metas de los ODS, lo cual constituye una cercanía estratíégica y revela un excelente potencial para contribuir a la materialización de esos retos, prestar asesoramiento normativo, la ejecución de programas y el apoyo al seguimiento del proceso.
Otro tema principal serán las prioridades para el trabajo de la FAO en Europa y Asia central, que se tratarán el jueves 5, jornada en la cual se presentarán las tendencias, objetivos y desafíos de desarrollo de la región,
Previo a la conferencia, el director general de esa agencia de la ONU, Josíé Graziano da Silva, destacó que una de las preocupaciones que afrontan los 53 países de esa vasta y variada zona es la malnutrición.
Al respecto ejemplificó como la mayoría de esos Estados tienen alarmantes tasas de obesidad, con más del 20 por ciento entre adultos, lo que supone un alto costo sanitario, social y económico.
Entre los factores, mencionó el cambio de las dietas y el estilo de vida que han supuesto el aumento de los ingresos en muchos países pobres y en desarrollo, y la fácil disponibilidad de productos altamente procesados.
"Para Europa y Asia Central el reto está en pasar lo más pronto posible de hábitos alimentarios no saludables a otros diversos, nutritivos, seguros y sostenibles", aseguró.
En ese camino la región deberá reformar los sistemas alimentarios, reducir los desperdicios y píérdidas de alimentos, promover cultivos alternativos como las legumbres, desarrollar la agricultura familiar y conectar a los agricultores con los mercados, según la FAO.
Tambiíén deberán aumentar el bienestar de la población rural, y mejorar su acceso a la tierra y otros servicios que garanticen su desarrollo sostenible, al tiempo que tendrán que hacer frente a la degradación del suelo y a los problemas medioambientales, incluidos los efectos por el cambio climático.
Esta región ha logrado reducir el porcentaje de población con inseguridad alimentaria a menos del cinco por ciento, mientras que el número estimado de hambrientos cayó un 40 por ciento desde 1990, hasta 5,9 millones de personas entre 2014 y 2016.
