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Autor Tema: Cumbre del proteccionismo: Ministros del G20 en Buenos Aires...  (Leído 103 veces)

OCIN

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Por... Martín Simonetta


Martín Simonetta dice que la Cumbre del G20 que se realizó en Buenos Aires resultó ser un intercambio de favores proteccionistas.

La realización de la Cumbre del G20 que tuvo lugar en Buenos Aires dejó un saldo esperable, en el contexto de una concepción de intercambios de favores proteccionistas entre paíss.

En el encuentro del cual participaron los Ministros de Finanzas y Presidentes de los bancos centrales, diversos conflictos comerciales enmarcaron la agenda. Uno de ellos, el que tiene que ver con las medidas proteccionistas que anunciadas por los Estados Unidos de Donald Trump, orientadas a restringir el acceso de acero (el derecho de importación pasa al 25%) y de aluminio (10%) del mundo a ese país, lo cual tensa el diálogo, especialmente con China.

Otro de los conflictos que da contexto al encuentro tiene que ver con los intentos de la Unión Europea de “imponer impuestos” para el funcionamiento de empresas tecnológicas tales como Facebook, Google, Amazon, Twitter, entre las más representativas.

Este breve panorama muestra —de forma descarnada— la forma en que están planteadas las cosas en las negociaciones entre países dónde se intercambian privilegios, relativas aperturas o cierres de las economías cuyas consecuencias pagan los consumidores. Quienes tienen voz no son los ciudadanos, quienes se verían perjudicados con los cierres de mercados que se utilizan como moneda de cambio entre estados, sino los intereses de las empresas prebendarias que —aliadas con los gobiernos— buscan restringir la competencia y mantener sus cotos de caza.

Ya explicaba este proceso el economista Mancur Olson, al estudiar la economía política del “proteccionismo”, y señalar que este “proteccionismo” sólo refleja la voz de los productores (grupos pequeños, bien organizados y con bajos costos de acción colectiva) y no de los consumidores (más en cantidad, dispersos y con altos costos de acción colectiva). Sobre esa naturaleza de las cosas se asientan los fenómenos de búsqueda de rentas (rentabilidades empresarias basadas en privilegios y no en la sana elección del consumidor en mercados abiertos) tal como es el proteccionismo.

Se habla de “guerras comerciales” pero en realidad las verdaderas guerras no son entre países o bloques comerciales como EE.UU. y China o entre Rusia y la Unión Europea (UE) por el acceso de los productos a los mercados, sino entre ciudadanos y productores. Estos últimos influyen a piacere sobre las políticas de acceso al mercado de sus países (importación, etcétera) condenando a los consumidores a consumir sus productos y servicios sin elegirlos, restringiendo su menú de opciones a lo mínimo.

A quién protege el proteccionismo

Por eso nos preguntamos: ¿a quién protege el proteccionismo? Claramente a las poderosas empresas defensoras de sus cotos de caza, y no a los inermes consumidores que verán su presupuesto coartado por mayores precios y su menú de opciones cercenado por las restricciones al acceso de productos del mundo.

Esta situación reafirma la concepción mercantilista de suma cero prevaleciente en el comercio internacional administrado, donde se considera que exportar es bueno e importar es malo. Claro, es bueno para la empresa cazadora de privilegios que tiene capacidad de influir sobre su gobierno para que defienda su interés específico de exportar, o de restringir importaciones evitando que los competidores internacionales accedan a su mercado. En este juego, los consumidores son convidados de piedra.

Sea en Buenos Aires o en otra ciudad, mientras continúen negociándose estas temáticas en estos formatos, estaremos frente a más de lo mismo. Esta película —lamentablemente— ya la vimos muchas veces. Conocemos la trama y podemos prever el final.


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