Las caras largas de los asistentes a la asamblea, que celebró el jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra (Suiza), permanecieron intactas durante la larga discusión que se sostuvo sobre el dramático aumento de medicamentos falsificados en todos los países. “Estamos hablando de vidas, por Diosâ€, señaló el delegado de Nigeria luego de contar cómo el año pasado fallecieron 84 niños por culpa de un jarabe falso que fue introducido al mercado.
Margaret Hamburg, directora de la FDA (agencia estadounidense de medicamentos), tampoco ocultó su preocupación al referirse al informe que reveló la OMS en la reunión, según el cual el mercado negro de fármacos, cuyo mayor problema es la venta de estos productos a travíés de internet, está poniendo en riesgo de muerte a millones de habitantes.
El documento tambiíén evidenció que en los países ricos la lista de medicamentos falsos suele incluir hormonas, esteroides y drogas contra el cáncer. Mientras que en las naciones en vía de desarrollo, especialmente en ífrica, la situación es aún peor debido a que estas medicinas están disponibles para el tratamiento de enfermedades potencialmente mortales como la malaria, la tuberculosis o el sida.
Como si fuera poco, Margaret Chan, directora de la OMS, aseguró que los productos ilícitos han aumentado el problema de la resistencia de ciertos virus y bacterias a los fármacos, incluyendo algunos de vital importancia como los antimaláricos o los antirretrovirales para el VIH. Y advirtió que estos productos suelen esconderse en cargamentos transportados a travíés de largas rutas para ocultar sus países de origen.
“La falsificación es cada vez más compleja, a mayor escala y de más alcance geográficoâ€, dijo Hamburg luego de hacer un llamado a los gobiernos para que tomen medidas drásticas que acaben con este peligroso negocio, que en el último año causó 1.693 incidentes con pacientes en diferentes regiones del mundo.
Por el momento la OMS y los delegados de más de cien países se comprometieron a transmitir esta preocupación a los jefes de Estado y hacer todo lo que estíé a su alcance para intensificar la lucha contra este mercado negro que mueve US$450 mil millones al año