Las bolsas comienzan en la semana sumidas en la incertidumbre que nos dejó el cierre de la pasada, cuando asistimos al eníésimo fracaso en el intento de superar las resistencias críticas del mercado, como los 1.150 puntos del S&P 500.
Es probable que los alcistas lancen un nuevo ataque en los próximos días, pero tambiíén lo es que Wall Street corrija antes de intentarlo. Y dado el desajuste que se ha abierto en las últimas sesiones entre Europa y EEUU, esa corrección puede desatar una estampida bajista a corto plazo en nuestro continente.
En este entorno tan vulnerable, las referencias económicas que van a publicarse pueden ser decisivas, ya que darán pistas sobre si la Fed tendrá que poner en marcha su nuevo programa de compra de activos (el llamado quantitative easing 2). El dato estrella de la semana será el paro de septiembre que se conocerá el viernes, para el que se espera una destrucción de 5.000 empleos tras los 54.000 del mes anterior.
Antes de esa cita, conoceremos las viviendas pendientes de venta y los pedidos de fábrica (hoy lunes), el ISM de servicios (martes), el índice ADP de empleo privado (miíércoles) y las peticiones de subsidios y el críédito al consumo (jueves).
Pero no sólo la economía moverá el mercado. Tambiíén comenzará la temporada de resultados del tercer trimestre con las cuentas de Alcoa y de Pespsico, que se harán públicas el jueves.
Tampoco hay que perder de vista los movimientos en otros mercados, en especial el de divisas con la escalada del euro y las intervenciones del Banco de Japón para frenar la apreciación del yen. A finales de semana se celebrará una reunión del FMI que cobra una importante dimensión con este entorno.
Asimismo, la deuda vuelve a estar en primer plano despuíés de que la semana pasada volviera a subir con fuerza en precio y su rentabilidad volviera al 2,58% en el caso del bono estadounidense. Y mientras tanto, el oro batió los 1.300 dólares al atraer el dinero que huye de las bolsas por la enorme incertidumbre actual.
