JUAN IGNACIO GALLARDO. Madrid 04/05/11
El Oporto, rival del Villarreal en las semifinales de la Europa League, incumplió el pasado jueves una de las reglas más importantes que marca la UEFA: la prohibición expresa de que directivos o miembros de cualquiera de los equipos contendientes acompañen a los árbitros del partido durante su estancia en la sede del choque. Y mucho menos, que coman o cenen con ellos.
Tras ciertos casos de corrupción aparecidos hace algunos años, el organismo que regula el fútbol europeo incide mucho en velar por cualquier tipo de conducta que pueda dar lugar a presuntas irregularidades. Y así lo expresa nítidamente en su reglamento: "Durante su estancia en la sede del partido, los árbitros deben ser únicamente atendidos por un enlace que será un representante oficial de las asociaciones nacionales del equipo anfitrión (artículo 20.08 del capítulo XIII)". Es decir, sólo puede acompañarles alguien de la Federación o del Comitíé de írbitros.
Pero, según ha podido saber MARCA, esta regla se incumplió gravemente la noche del pasado jueves, cuando el holandíés Bjorn Kuipers, encargado de dirigir el choque entre el club luso y el Villarreal, cenó con varios directivos y personas estrechamente vinculadas al Oporto en el mismo restaurante.
Kuipers cenó en la Marisqueira de Matosinhos -de la localidad del mismo nombre situada a 10 kilómetros de Oporto- con Reinaldo Teles, directivo del club portuguíés y persona de gran confianza del presidente de la entidad, y con Antonio Garrido, ex árbitro luso que colabora con el Oporto.
A lo largo de la cena, el asunto fue más allá cuando ¡el propio presidente! Jorge Nuno Pinto da Costa tambiíén apareció en el exclusivo restaurante de la Rua do Roberto Ivens.
La UEFA no ve con buenos ojos estas prácticas, sobre todo teniendo en cuenta que Pinto da Costa, Teles y Garrido estuvieron involucrados en el escándalo de corrupción arbitral que salpicó al fútbol portuguíés en 2004 conocido como 'Pito Dorado'.
Escuchas telefónicas
Teles y Garrido no fueron condenados porque la justicia portuguesa no aceptó como pruebas las escuchas telefónicas. El caso se saldó -además del descenso administrativo del Boavista y cinco árbitros suspendidos- con dos años de suspensión para Pinto da Costa y una sanción de seis puntos en Liga para el Oporto, que además fue apartado de la Champions League 2008-2009. Esta sanción fue posteriormente revocada por el Comitíé de Apelación de la UEFA.
La actuación del holandíés Kuipers en dicho partido (que concluyó con un contundente marcador de 5-1 a favor de los portugueses) se saldó con tres tarjetas amarillas para los castellonenses -Catalá, Borja y Diego López-, un penalti señalado a favor de los locales y la reclamación de un posible fuera de juego en el cuarto gol del Oporto.
Ante la sospechosa irregularidad de esta cena, el Villarreal podría plantearse ahora presentar una reclamación ante la comisión disciplinaria de la UEFA, el mismo órgano al que iba dirigida la demanda presentada por el Real Madrid contra los jugadores del Barí§a, que fue desestimada el pasado lunes.
