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Autor Tema: La caí­da de los mercados europeos se prolonga en Asia  (Leído 177 veces)

Eguzki

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La caí­da de los mercados europeos se prolonga en Asia
« en: Septiembre 06, 2011, 08:08:17 am »
El tropezón del lunes alerta sobre el peligro de recesión. -Atenas no acepta las condiciones del rescate y pone en peligro el siguiente tramo de las ayudas. - Barroso asegura que la UE trabaja para adoptar un enfoque convincente a largo plazo
Los mercados asiáticos se han resentido en su apertura de la píésima jornada de las bolsas europeas, que espoleadas por la crisis de la deuda en la eurozona, apuntan al peligro de una nueva recesión. El ministro de economí­a de Singapur ha asegurado que despuíés del arranque del dí­a y la desastrosa ví­spera ve la recesión más cerca que lejana.

El í­ndice Hang Seng de la Bolsa de valores de Hong Kong bajó en su apertura el 1,21 %, ó 237,62 puntos y se situó en 19.378,78 puntos. El í­ndice Nikkei de la Bolsa de Tokio cayó 97,35 puntos, el 1,11 %, hasta situarse en 8.687,11 puntos. El segundo indicador, el Topix, que reúne todos los valores de la primera sección, perdió 5,68 puntos, el 0,75%, hasta 750,14 puntos.

Todo, al tiempo que el presidente de la Comisión Europea, Josíé Manuel Durao Barroso, hací­a esta noche desde Sidney declaraciones dirigidas a reconducir la situación y calmar a los mercados. Barroso ha señalado que la UE está trabajando para adoptar un enfoque convincente a largo plazo para hacer frente a los problemas derivados de los presupuestos nacionales y de la gobernabilidad en la eurozona. "Estamos trabajando hacia un enfoque convincente a medio y largo plazo para los presupuestos nacionales y la gobernabilidad en la eurozona que muestre sus progresos en los próximos tres años", ha indicado el polí­tico portuguíés.

Las declaraciones de Barroso no pueden ocultar que la amenaza de recaí­da en la economí­a global va calando, especialmente en Europa y EE UU; y la amenaza de derribo en la crisis fiscal europea es cada vez más patente, con dos boquetes abiertos en Grecia e Italia (y a su rebufo, España) que contrastan con la proverbial inacción de los lí­deres europeos, incapaces de hacer valer el acuerdo alcanzado en julio para rescatar a Atenas.

El abanico de incertidumbres es insólitamente amplio. Y se traduce en euros contantes y sonantes: la Bolsa española dejó un 4,7%, y todos los parquíés europeos hicieron algo parecido, arrastrados por el píésimo dí­a de la banca. Las primas de riesgo de los perifíéricos (el sobrecoste que pagan los paí­ses que despiertan más dudas) se fueron otra vez por las nubes. La prima de riesgo italiana escaló hasta los 371 puntos, y la española hasta los 341 puntos. El miedo se lleva el dinero a otro lado: los intereses de la deuda a 10 años de Alemania y EE UU (los bonos a los que acuden los inversores en tiempos de desasosiego) cayeron en ambos casos por debajo del 2% por primera vez, un listón que para los analistas da muestras de la creciente probabilidad de recaí­da en la recesión. El oro, el dólar y el franco suizo -tres de los valores refugio por antonomasia- volvieron a subir ante esa búsqueda de seguridad por parte de los inversores.

Situación similar a 2008

"Todo esto recuerda a algunos momentos de la caí­da de 2008", aseguró el consejero delegado de Deutsche Bank, el influyente Josef Ackermann, en relación a las condiciones en las Bolsas y los mercados de bonos. "La nueva normalidad se caracteriza por la volatilidad y la incertidumbre, no solo respecto a los mercados, sino tambiíén al futuro del sector financiero", remachó ante los ví­nculos entre la deuda soberana y las cuentas de resultados de la banca.

Esa nueva normalidad obedece a la citada segunda recesión y a una posible suspensión de pagos en Grecia que arrastre a algún otro paí­s: ambas causas revolotean en el ánimo de los mercados desde hace semanas, aunque no acaban de sustanciarse. El miedo, paradójicamente, se alimenta de las declaraciones de los dirigentes con más peso internacional. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, alertó el domingo de la posible recaí­da en la recesión y los mercados se han cobrado esas palabras. El FMI aseguró en primavera que lo que necesita el mundo es austeridad: seis meses despuíés, reclama estí­mulos donde sea posible (EE UU y Alemania) y alerta del impacto de la crisis europea en los bancos. El presidente de la Comisión, Josíé Manuel Durí£o Barroso, ha salido al paso de ese ataque: "No anticipamos recesión en Europa", dijo.

Aun así­, el hecho es que la UE está atada a una serie de riesgos que poco a poco se están materializando. Los fundamentales son dos: la desaceleración en Alemania y sobre todo la crisis fiscal en Grecia e Italia. En el caso italiano, los problemas se derivan de promesas incumplidas. "El Ejecutivo de Berlusconi se comprometió a un plan de recortes severo, pero las medidas se han ido diluyendo y ahora mismo Italia despierta grandes dudas", señaló Josíé Luis Alzola, del Observatory Group.

Preocupación por Atenas

Pero lo realmente preocupante es Grecia. El Ejecutivo helíénico rompió el viernes las negociaciones con la troika (el FMI, la Comisión y el BCE), por lo que está en riesgo el siguiente tramo de ayuda a Atenas. No parece que la UE quiera dar su brazo a torcer: "Los mercados ven que hay problemas para aplicar el plan de ajuste en Grecia e Italia. Europa debe aumentar la presión sobre estos paí­ses para que lleven a cabo esas medidas", dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

Atenas se niega a introducir más medidas de austeridad ante una recesión que se está agravando y que podrí­a acabar el año con una caí­da superior al 5% del PIB. Y exige que la reestructuración de su deuda pública afecte al menos al 90% de los bonos en manos privadas, y no solo a grandes bancos y aseguradoras, como se pactó en la cumbre de julio. El horizonte se complica por momentos, hasta el punto de que algunos analistas advierten ya de que la reestructuración griega se hará desordenadamente y sin anestesia: "La situación aún es susceptible de empeorar", resume Josíé Carlos Dí­ez, de Intermoney.

El principal riesgo es que Grecia suspenda pagos o incluso decida salir del euro, extremo que provocarí­a un peligroso "efecto dominó", subrayó la canciller alemana, Angela Merkel. Lo que hace unos meses parecí­a una locura ya no puede descartarse, "sobre todo cuando la alta polí­tica, tanto por el lado del FMI como de Bruselas, se ha convertido en un completo dislate", critica Vicente Pallardó, de la Universidad de Valencia. La pelota está en el alero de los banqueros centrales, llamados, una vez más, a ejercer de apagafuegos: el BCE podrí­a verse obligado a bajar los tipos tras las dos últimas subidas, y la Reserva Federal de EE UU vuelve a recibir presiones para poner en marcha otra vez la impresora de billetes. Ambos bancos centrales se reúnen esta misma semana y en sus manos está que la tormenta amaine; o que se convierta en huracán.