ACS sigue dándole vueltas a su inversión en Iberdrola. La compañía presidida por Florentino Píérez ha restructurado su participación del 19% en el grupo elíéctrico con la liquidación de algunas de las sociedades instrumentales a travíés de las cuales mantenía las acciones. Además, ha amortizado 400 de los 2.056 millones de euros que el pasado año refinanció a BBVA, Bankia, Caixabank y Mediobanca, entre otros.
Así lo aseguran fuentes próximas a ACS, las cuales han confirmado que el pasado 28 de diciembre llevó a cabo varias operaciones de trasvase de títulos entre las cuatro sociedades a travíés de las cuales mantiene su paquete en Iberdrola. El holding controlado por la familia March y los Albertos controlaba sus 1.107,7 millones de acciones de la empresa energíética desde la propia matriz y sus mercantiles Residencial Monte Carmelo, Roperfeli, Corporate Funding y Vila Aurea, amíén de los derivados aparcados en Natixis.
En concreto, ACS ha decidido liquidar Roperfeli, sociedad que tenía en su balance el 1,2% de Iberdrola tras la adquisición que realizó a finales de 2010 gracias a un príéstamo de Sociíétíé Gíéníérale. El banco francíés le prestó 300 millones de euros que vencen el próximo 30 de junio. La constructora y la entidad gala han decidido traspasar esa participación y ese críédito a Residencial Monte Carmelo, que ahora es dueña del 7,7% de la multinacional presidida por Ignacio Sánchez Galán.
Esta instrumental refinanció en febrero del pasado ejercicio 2.056 millones de euros que adeudaba a un grupo de bancos liderados por BBVA, los cuales le habían prestado 2.400 millones en 2006 cuando ACS inició su asalto a Iberdrola. Florentino Píérez había amortizado algo más de 300 millones de euros durante los cuatro años y medio de vigencia del críédito. A finales de diciembre de 2011, la empresa hizo frente a otros 400 millones adicionales, por lo que redujo su apalancamiento hasta los 1.600 millones.
Además, ACS tiene un 4% de Iberdrola a travíés de Corporate Funding, una compañía creada ex profeso en diciembre de 2010 para alcanzar el 20% de la elíéctrica (despuíés diluido por el pago de dividendos con acciones). Ese paquete, como el que tenía Roperfeli, fue adquirido a un precio medio de 5,7 euros, es decir, más de un 20% por encima de la cotización actual de la compañía energíética, por lo que las minusvalías son significativas.
Esas píérdidas latentes, que superan los 3.000 millones de euros, han obligado en los últimos años a ACS a conceder príéstamos participativos a sus instrumentales para rescatarlas de la situación de insolvencia. Así lo expone Deloitte en los informes de auditoria de estas filiales, los cuales advierten que la constructora no ha conseguido tener influencia significativa en la gestión de Iberdrola.
Sobre Residencial Monte Carmelo, Deloitte indicó que acabó 2010 con un fondo de maniobra negativo de 3.184 millones, con un patrimonio negativo de 913 millones. Para resolver este desequilibrio financiero, ACS se vio obligada a concederle un príéstamo participativo por 200 millones de euros antes del cierre de 2010. No era la primera vez que Florentino Píérez tomaba una medida similar, ya que anteriormente hay había tenido que inyectarle otros 760 millones de euros para cubrir las píérdidas de ejercicios anteriores. En total, 970 millones.
A falta de conocer los detalles de Residencial Monte Carmelo de 2011 –presentan las cuentas avanzado el año siguiente-, lo más probable es que ACS haya tenido que seguir aportando para resolver otra vez el desequilibrio entre el activo y el pasivo. Monte Carmelo tiene las acciones de Iberdrola compradas a 8,50 euros, mientras que la elíéctrica se cambia ahora en bolsa a cerca de 4,5 euros, casi la mitad.
La situación era similar en Roperfeli, que tambiíén tenía un patrimonio negativo. ACS lo equilibró en 2011 con la concesión de un príéstamo participativo por 113,7 millones de euros. Por último, Corporate Funding fue constituida expresamente para que ACS adquiriese otro 4% del grupo energíético a finales de 2010. Al no haber tenido ni un mes de actividad, Deloitte no expresa en su auditoria ningún tipo de desequilibrio en esta sociedad, que tenía una deuda bancaria de 600 millones y otra con la matriz de 390 millones. Su participación tambiíén fue comprada a 5,71 euros, por lo que es más que probable que 2011 lo terminase con otra situación de insolvencia similar a la de las anteriores.
ACS anunció el pasado mes de diciembre que congelaba el dividendo y que lo pagaría en efectivo y en acciones para preservar la caja. La compañía ha invertido cerca de 8.000 millones para convertirse en el primer accionista de Iberdrola, sin que todavía haya podido sentarse en su consejo de administración. La semana pasada recibió un revíés judicial al ser considerada competidora, decisión que recurrirá ante el Tribunal Supremo. Esa reclamación puede alargar la pelea entre dos y tres años.