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Autor Tema: La Bolsa aíºn no refleja el gran negocio de Pescanova: el rodaballo  (Leído 180 veces)

Eguzki

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La directora de Dracon Partners, Sara Píérez-Frutos, pone su atención en un valor a tener en cuenta: Pescanova. La experta señala que la compañí­a gallega ha doblado la producción de Rodaballo, un pez que hay que alimentar hasta tres años antes de que llegue a su nivel óptimo para la pesca. Además, recuerda que ha aumentado notablemente su producción de gambas y salmones, por lo que deberí­a llegar su momento de recoger sus frutos “del mar”.

Sara Píérez-Frutos, directora general de Dracon Partners

Cuando los mercados nos dejan unos dí­as de calma chicha es cuando los analistas tenemos la oportunidad de retomar valores, que han estado dormidos y detectar cuando será el momento de su despegue. Hace un par de semanas un colega del Banco Espirito Santo me recordó la historia de Pescanova y su apuesta por el rodaballo.

Hagamos memoria…. Pescanova es una compañí­a española fundada en 1960 por D. Josíé Fernández López. Desde sus inicios, Pescanova desarrolló una tecnologí­a iníédita, a travíés de la cual el pescado, en el mismo momento de su captura, era limpiado, troceado, ultracongelado y empaquetado a bordo de los buques factorí­a, lo que impide cualquier deterioro o píérdida de las cualidades nutritivas del producto. Con esta innovación en el mundo de la pesca, consiguió un rápido y sólido crecimiento posicionándose en caladeros del Atlántico Norte y Sur.

D. Jose Fernández estableció Pescanova en el puerto de Vigo, en la costa noroeste de España. Con el paso del tiempo, Vigo ha crecido hasta convertirse en una de las ciudades con mayor actividad dentro del sector de la industria pesquera. Gracias a sus instalaciones en tierra, sus medios para el procesado y la gran afluencia de pescado de todo el mundo, Vigo es hoy, además, el principal centro de distribución de pescado europeo.

Ya en la díécada de los 80, y con las ventas de pescado en constante crecimiento, Pescanova se adentró en el área de procesamiento del pescado. Al mismo tiempo la empresa fue creando una red de comercialización propia que le permitirí­a distribuir todos los productos de la marca, llegando a ser a dí­a de hoy un referente dentro del sector de la alimentación en la pení­nsula ibíérica.

Durante esta íépoca D.Manuel Fernández de Sousa-Faro, hijo del fundador de Pescanova, tomó la presidencia de la compañí­a. A todos los inversores les sonaran estos apellidos. Jose Maria Fernandez Sousa-Faro el fundador y actual presidente de Zeltia es primo de D. Manuel. De hecho Zeltia comenzó su biblioteca de componentes marinos en los barcos de Pescanova, recogiendo de sus redes, las algas que sacaban del mar junto con el pescado.

A dí­a de hoy Pescanova presume de tener presencia en 21 paí­ses, cuenta con una flota pesquera de aproximadamente de 120 barcos y paga nominas a ni más ni menos que 3.399 empleados.

Pero las historias de crecimiento y íéxito empresarial no tienen que reflejar un comportamiento en bolsa igual de exitoso.

La acción de Pescanova comenzó a cotizar en la Bolsa de Madrid en 1985. La participación de los fundadores en el capital de la empresa se ha ido reduciendo, hasta el actual 15%, tras varias ampliaciones de capital, que han impulsado el crecimiento de la compañí­a. A dí­a de hoy hay un 3% que se mantiene en manos de Cajas, principalmente gallegas, múltiples fondos de inversión, pero mantiene un free float del 43%.

El crecimiento de Pescanova que siempre ha entendido según palabras de su fundador “que hay que regular de una manera eficiente la explotación de los ocíéanos”, ha pasado en los últimos años por el cultivo de especies como el salmón y el rodaballo en piscifactorí­as.

Problemas de ecologistas aparte, la inversión en Portugal hace 3 años de 150 millones de euros en la construcción de la planta de crí­a y engorde de Rodaballo ha marcado un antes y un despuíés en la empresa. Porque señores, una cosa es saber de pescado y otra de números. La construcción de la planta en parte financiada por fondos europeos, supuso un gran esfuerzo financiero para Pescanova, pero una vez iniciadas las operaciones en el 2009 quedaba lo mejor…esperar a que los rodaballos crecieran. Recuerden el eslogan “Pezqueñines no gracias….”.


¿Saben ustedes cuánto tarda un rodaballo en alcanzar el tamaño adecuado para su pesca? Yo lo aprendí­ hace unas semanas. Entre dos y tres años. ¿Y se pueden imaginar cuanto han comido los rodaballos estos últimos años? Tanto como para que el precio de la acción, ante sus flujos de caja negativos, no se haya movido de las profundidades en las que cayó despuíés de la ampliación de capital del 99, los 12-12,5 euros.

Pero a lo largo de los próximos meses, la empresa que ha pasado de producir 4.000 toneladas de rodaballo a 8.000 toneladas al año, va a poder empezar a recoger sus frutos, bueno sus peces, que ya generaran por fin, flujos de caja positivos.

Pero los directivos de Pescanova no se han sentado en estos años a ver crecer a sus rodaballos de brazos cruzados. La compañí­a ha pasado de producir 57.000 toneladas de gambas a 73.000 toneladas, y ha aumentado de 32.000 toneladas de salmón a 52.000 toneladas al año. Y todo de producción propia.

Por eso, cuando la demanda mundial de pescado crece sin cesar, donde ir a comer a un japoníés ha empezado a ser una opción más y no está reservado solo para bolsillos pudientes, y donde se reducen las cuotas de pesca en alta mar, Pescanova tiene un panorama con cielos despejados para los próximos años.

Sus licencias en el Atlántico Sur le otorgan una posición privilegiada, la acuicultura le dota de un crecimiento de producción en los próximos años, y la deuda, por fin se empieza a reducir en este año gracias a unas estimaciones de caja positivas de 137 millones de euros frente a los -151 millones de euros del 2011. Con unas ventas que estimamos que superen los 1.800 millones de euros y un Ebitda cercano a los 200 millones de euros, creemos que realmente es el momento de que la acción vuelva a las carteras de los inversores, donde el largo plazo sea su perfil de inversión.

Veremos mayor liquidez, ya que la participación de las cajas terminará siendo vendida, y con ello más interíés por parte de los inversores internacionales.

En resumen, una bonita historia que me ha hecho recordar lo que me gusta estudiar en estos dí­as de otoño, y lo difí­cil que es ser empresario y tener paciencia para esperar a que crezcan los rodaballos. Un especial agradecimiento a Nuno Estácio, analista de Espirito Santo, que me recordó y actualizó esta joya de nuestro mercado.