El dólar, símbolo todopoderoso de la riqueza y del poder de Norteamérica, que presidía omnipotente todos los altares del capitalismo, ha pasado a hacer de monaguillo. La manifiesta debilidad actual del “billete verde”, marca el inicio de un camino que ya no tiene retorno.
Pero más importante que esto, si el dólar se desplomara en forma vertiginosa, China perdería a su principal comprador y socio comercial.
Por todo esto, debemos pensar que este será un proceso paulatino, de pujas graduales entre estos dos gigantes cuyo resultado, a nuestro modesto modo de ver, resulta inexorable. La única incógnita por develar será determinar cuánto tiempo insumirá este proceso, aunque todo hace pensar que seguramente sea en el largo plazo.
Y para reafirmar nuestra convicción al respecto, siempre es muy útil refrescar la memoria: el gran déficit que Estados Unidos acumuló debido a la guerra de Vietnam sumado a los primeros años de balanza comercial negativa de su historia, obligó a la Reserva Federal en 1972 a abandonar la convertibilidad del dólar al patrón oro. Es que ya no alcanzaban los lingotes del preciado metal que existían en las bóvedas de Fort Knox para respaldar a todos los billetes en circulación que una desbordada emisión había creado por aquellos días, dejando en evidencia un primer incidente de debilidad de la moneda “más fuerte del mundo”.
Suerte en sus inversiones…