Fondos a plazo fijo, la Bolsa, alquileres y hasta placas solares. Todo vale con tal de agrandar los resultados.
Como un traje a medida. La metáfora viene al pelo, puesto que esta ha sido tradicionalmente la forma más elegante -y cara- de vestir. Pues de la misma manera opera la banca privada con sus clientes, buscando los productos financieros que se ajusten al riesgo que éstos han decidido correr y al plazo que se han marcado para recuperar la liquidez. El Director de organización de una “banca privada” descubre las claves que permiten a los más adinerados seguir engrosando su patrimonio.
Para ello, se ha establecido un perfil medio de un cliente que quiere correr pocos riesgos y con unos ahorros de unos 500.000 euros. La primera máxima es de sentido común: no poner todos los huevos en la misma cesta. Como si de una tarta se tratara, el “Director” recomienda destinar una parte a la bolsa tradicional, otra, algo mayor, a ‘hedge Fonds’ (fondos de inversión que, mediante estrategias, busca ganar dinero independientemente del mercado, con operaciones rápidas, tanto en bolsa como en otros entornos).
Otro porcentaje iría a renta fija a un año, pero en dólares, no en euros (el tradicional depósito a tipo fijo); colocaría otro pellizco en renta fija a medio plazo y el resto (la porción más pequeña), en renta fija a muy corto plazo.
Esta podría ser una situación ideal de inversión, pero la realidad es que cada cliente tiene una cartera diferente al resto, según su necesidad de liquidez, el riesgo que contrae y los plazos. «Una persona puede decir que no necesita el dinero en 15 años, y actuaremos de una manera. U otra, en tres meses. Realmente hacemos un traje a medida para cada cliente». Otro truco consiste en buscar siempre los mejores productos independientemente de que banco los gestione. Esto es, no ligarse exclusivamente a una entidad. Todo vale con tal de batir a la inflación, esto es, obtener beneficios por encima del 5%.
Edificios en el extranjero
En perfiles de un nivel más alto se plantean otras alternativas, como plantas de energía fotovoltaica y bienes inmobiliarios en el extranjero, como edificios en alquiler de oficinas en Alemania, Francia y EE. UU. «Ahora hay muchas oportunidades fuera», agrega. Lo que, según este experto, no es buena idea es invertir en ladrillo en España: «Hay gran cantidad de viviendas vacías, el mercado tendrá que depurar la sobreoferta y los tipos de interés están muy altos. No es el momento para comprar».
Pero no vale con lanzar la caña y esperar a que pique. La búsqueda de los mejores productos debe ser continua, y cuando una inversión cumple las expectativas, hay que cambiarla por otra. «Los momentos van cambiando, hay que estar muy encima y aprovechar los ciclos de cada mercado».
¡Situación ideal, difícil de cumplir!