Por… Beatriz de Majo C.
Una caída de 20% en un indicador bursátil es una cifra que espanta en cualquier lugar del mundo. Pero es doblemente inquietante en el caso chino donde ese fenómeno se ha evidenciado en lo que va del año 2010. Lo cierto es que el Shanghai Composite Index, el índice bursátil por excelencia, declinó 470 puntos o 14,87% en las últimas dos semanas mientras todo el mundo estaba atento a la caída espectacular del euro y a la debacle en puertas de la Europa de los 27.
La data que se ha hecho pública en torno a la salud de la bolsa lo que parece indicar es que la tercera economía mundial después de haber pasado el cabo de la recuperación económica de la pasada crisis financiera mundial entró en la etapa incierta de un recalentamiento y el gobierno tendrá que recoger velas.
Los analistas internacionales se preocupan de que el gobierno chino no le esté poniendo el pecho al verdadero problema de una burbuja en puertas, una de repercusión global en toda la economía, y se ha concentrado más en disminuir los precios de las propiedades inmobiliarias y en contener la inflación que en iniciar las políticas monetarias restrictivas que son las que pudieran contribuir a enderezar el barco.
En efecto, a inicios de este mes, por tercera vez este año, Pekín ordenó a la banca aumentar sus reservas sobre los depósitos para tratar de contrarrestar el riesgo de una crisis inmobiliaria similar a la norteamericana de los “sub prime”, que inició la debacle mundial del año 2008. Otras medidas para enfriar el mercado inmobiliario han sido estériles en la práctica. El impedimento formal a financiar terceras viviendas, el aumento de las tasas de interés hipotecarias y las tasas incrementales aplicadas a la compra de segundas viviendas no han podido evitar que, de nuevo, abril batiera récords en este, en apariencia, floreciente mercado. Es que de nuevo en el mes pasado el índice de precios global se disparó a 2,8%, motorizado principalmente por el incremento de precios de las viviendas, las que ya acumulan un abultado 12% en el año transcurrido desde abril del 2009.
Desde el corazón del gobierno, los entes planificadores se han concentrado en vigilar este sector en prioridad por el enorme impacto que tiene en la dinámica nacional. Están conscientes sobre el temor que existe entre los inversionistas de que los créditos otorgados por los bancos chinos a los gobiernos locales para programas de estímulos, a la corta puedan transformarse en financiamientos incobrables y puedan generar una debacle de proporciones épicas. Por ello el tema de un reacomodo cambiario no puede ser dejado de lado, ya no.
El gobierno está haciendo lo correcto al intentar enfriar su economía por esta vía pero basarse únicamente en esta estrategia puede ser una apuesta riesgosa, ya que sus frutos tardarán mucho tiempo en hacerse materiales. Y para entonces puede ser tarde.
El tema de la paridad del yuan debe ser abordado más temprano que tarde. Hay preocupación global de que la recuperación económica del país muestre al fin su enorme fragilidad. China se ha vuelto una fuente confiable de crecimiento para todo el mundo, pero la curva puede estar llegando a su punto de inflexión.
Suerte en sus inversiones…