El informe anual que acaba de presentar el banco a la SEC, equivalente a la CNMV española, es un pliego de advertencias a los inversores. Una y otra vez, el banco reitera que los vaivenes de la situación económica pueden tener un “impacto significativo†en su “negocio, su situación financiera y en los resultados de operaciónâ€.
Lo avisa cuando habla de la evolución del PIB, para el que espera una caída del 1,1% este año, el doble que el Gobierno. Lo vuelve a mencionar al analizar la situación inmobiliaria o al relatar las “tensiones†presupuestarias en España y en Europa. Y lo repite cuando habla de tres temas complicados dentro de las fronteras españolas: “el riesgo de impago de la deuda soberana de algunos paísesâ€, “el riesgo potencial de que uno o más países salgan del euro voluntaria o involuntariamente†y la posibilidad de que España se vea obligada a pedir un rescate.
“España sigue siendo uno de los puntos focales de la crisis de deuda soberana y las preocupaciones en torno a la capacidad del Gobierno para atender la deuda y el saneamiento del sector bancario, o la perspectiva de contracción continua de la economía, podría conducir a los líderes españoles a considerar la petición de ayuda financiera de las autoridades europeasâ€.
Las consecuencias para el sector bancario podrían ser inmediatas, pues “cualquier tipo de asistencia financiera podría imponer medidas de austeridad y otras restricciones sobre el Gobierno español (…), incluyendo mayores exigencias para las entidades bancariasâ€.
A partir de entonces, se podrían activar dos círculos viciosos. El primero, que esa petición de fondos a Europa provoque que sea difícil para España generar ingresos, “generando preocupaciones adicionales con respecto a su capacidad para pagar su deuda soberanaâ€. Y el segundo, que el rescate ampliado afecte al ráting del Reino de España, contagiando al sector bancario.
Las posibilidades de que esto ocurra van unidas a la evolución de la actividad económica, que no goza de buenas perspectivas. BBVA avisa de que la demanda de vivienda “seguirá siendo díébilâ€, al tiempo que las transacciones inmobiliarias “continuarán disminuyendo en 2013â€. Cree que el paro no bajará del 25% en este ejercicio.
¿Podría ser peor?
No obstante, todos estos mensajes, hay que leerlos con cierta cautela. Según fuentes bancarias, las empresas que rinden cuentas ante la SEC se ven en cierto modo obligadas a ser extremistas a la hora de exponer sus riesgos, pues no es extraño que los inversores de Wall Street demanden a una firma por entender que no ha sido suficientemente clara a la hora de detallar los riesgos que le acechan. Otras entidades como Santander UK, Royal Bank of Scotland, Barclays o HSBC tambiíén hablan en sus informes anuales ante la SEC de una posible ruptura del euro.
La ventaja de estos documentos es que permiten hacer un particular test de estríés a la economía española. Y el resultado del examen es que todo podría ser aún peor. De hecho, BBVA avisa a los inversores de Wall Street de que “las previsiones de PIB podrían ser revisadas a la baja si las medidas adoptadas en respuesta a la crisis no son tan efectivas como se esperaba o si las cifras de díéficit público obligan al Gobierno a aplicar medidas restrictivas adicionalesâ€. En este sentido, apunta que “las dificultades reales o percibidas para hacer pagos asociados al díéficit pueden dañar aún más la situación económica de España y elevar los costes de financiación de su díéficit públicoâ€.
Todo ello, repite el banco por eníésima vez, podría tener un “impacto significativo adverso†en su negocio, su condición financiera y en los resultados de operación. Como podría suceder en un escenario en el que “los precios inmobiliarios sigan disminuyendo o los cambios que se debaten en el Congreso actualmente relacionados con la regulación de la hipoteca a favor de los prestatarios conduzcan a cambios sustanciales en el sistema de garantía actual†de estos príéstamos.