Cíésar Alierta ya avisó literalmente a los inversores en la presentación de los resultados de 2012 de que se sorprenderían de las operaciones que Telefónica iba a llevar a cabo para cumplir con su objetivo de reducir la deuda en otros 4.000 millones en el presente curso. Una de las alternativas que prepara la compañía es la salida a bolsa de su filial de Colombia para intentar replicar en Latinoamíérica el íéxito de la colocación de su subsidaria en Alemania el pasado otoño.
Fuentes financieras aseguran que la multinacional española ha comenzado los trámites para colocar una participación minoritaria de Telefónica Colombia aprovechando el gran interíés de los inversores institucionales en tomar posiciones en este país. La operación, todavía en sus primeros compases y pendiente de las condiciones del mercado, se produciría despuíés de que en 2012 crease la segunda operadora del país latinoamericano tras la fusión entre Telefónica Móviles Colombia y Colombia Telecomunicaciones, en manos del Estado.
Aquella integración tenía dos objetivos. El primero era sumar los servicios de telefonía fija y móvil para crear una de las dos grandes compañías globales. El segundo era una transacción 'financiera' por la que la española conseguía reducir en 1.400 millones la deuda asociada a su filial. Para aquel trabajo de orfebrería corporativa, Telefónica contrató los servicios de Bank of America Merrill Lynch, que tambiíén es el encargado ahora de preparar la salida a bolsa.
Desde el departamento de Relaciones Institucionales de Telefónica prefieren guardar silencio sobre esta alternativa para bajar su deuda. No obstante, otras fuentes próximas a los órganos de dirección del grupo explican que “todas las posibilidades están abiertas. No se descarta nada. Se está trabajando en esta operación y veremos a ver si se llega a concretarâ€. Esta cautela está justificada por dos cuestiones: la paralización de la OPV de Latinoamíérica y la necesidad de llegar a un acuerdo con el Gobierno de Bogotá.
El proyecto de sacar a bolsa el negocio en Colombia llega despuíés de que Alierta desestimara en febrero la colocación de la totalidad de la división latinoamericana. Telefónica lo argumentó porque, tras las desinversiones de Atento y la oferta de acciones de Alemania, no era necesario vender la joya de la corona. Una aseveración que escondía la baja valoración que los inversores habían dado a la totalidad del holding por los discretos múltiplos de Brasil.
Un socio gubernamental y BBVA
En segundo termino, para llevar a Telefónica Colombia al COL20, el índice selectivo de la Bolsa de Bogotá, Alierta necesita tener el visto bueno del Gobierno, ya que la compañía resultante de la fusión citada con anterioridad está participada en un 70% por el grupo con sede en Madrid, mientras que el 30% restante es propiedad del Estado colombiano. Las negociaciones se están llevando a cabo en estos momentos, según distintas fuentes.
Si las conversaciones llegan a buen puerto, Telefónica lanzará la OPV de su filial, replicando la colocación del 25% del capital que hizo de su negocio de móviles en Alemania en octubre. Aquella venta dejó un buen sabor de boca a la multinacional, que ingresó unos 1.450 millones, y a los inversores, que han ganado un 10% por la subida de las acciones. Una fórmula utilizada para abrir nuevas líneas de financiación ante el cerrojazo de la banca para prestar dinero a empresas españolas por el incremento del riesgo país.
Pese a la presunta originalidad, la idea de Telefónica no es nueva. La patente de acudir a Colombia la tiene Cemex, que en noviembre del pasado año llevó a cabo la colocación en la Bolsa de Bogotá de sus negocios latinoamericanos con la excepción de Míéxico, su país de origen. La compañía cementera tuvo una gran acogida en el mercado de valores cafetero, donde puso a la venta títulos por 1.150 millones de dólares. Esa OPV fue dirigida por BBVA, un banco muy cercano a la empresa dirigida por Alierta.
La operación colombiana se enmarca en la estrategia de Telefónica de bajar su deuda en 4.000 millones de aquí a final de año, hasta dejarla por debajo de los 47.000. El grupo pretende conseguir ese objetivo con la venta de activos por entre 2.500 y 3.000 millones, tal y como adelantó El Confidencial el 25 de febrero, y el aumento del cash flow.