La connivencia entre Gerardo Díaz Ferrán y su socio Gonzalo Pascual con el empresario íngel de Cabo queda patente en las comisiones rogatorias remitidas por Suiza. Las autoridades helvíéticas han informado al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que investiga el caso Crucero por la quiebra de Viajes Marsans, que De Cabo, más conocido como ‘el liquidador’ por su fama de comprar empresas en quiebra, se transfirió a sí mismo 4,9 millones de euros desviados de la venta de unos aviones que nunca llegó a producirse.
Lo hizo con el conocimiento del expresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), quien se encargó de ocultar el desvío del dinero en un negocio inexistente. Según fuentes jurídicas, el empresario encargó la fabricación de una serie de aviones a Airbus desde su empresa Astra Worlwide International. En el intermedio se conoce la quiebra del Grupo Marsans, Díaz Ferrán paraliza el pedido de las aeronaves y De Cabo se queda con Astra. Cuando Airbus devuelve los treinta millones adelantados por la partida de aviones, sólo se ingresan en la empresa 25. El resto desapareció.
Sin embargo, tiempo despuíés fue encontrado en una cuenta del BBVA en Ginebra a nombre de De Cabo. Fuentes de la investigación sospechan que este desvío de dinero se efectuó con el pleno conocimiento y connivencia de Díaz Ferrán, quien vendió todas sus empresas y gran parte de sus propiedades a De Cabo para evitar el embargo por los procesos de quiebra y los concursos de acreedores que pesaban sobre sus empresas.
La transferencia de los 4,9 millones de euros la ejecutó el 19 de mayo de 2011 la secretaria de De Cabo, Susana Mora, imputada en el caso Crucero, quien aseguró ante el juez que todo lo que hizo fue bajo las órdenes de su jefe por el miedo a ser despedida. Cuando se produjo ese movimiento bancario, la entidad se puso en contacto con Mora para obtener detalles de esa transferencia porque se había realizado desde la empresa Aszendia, tambiíén propiedad de De Cabo pero a nombre de otra empresa, Esser, compartiendo las dos el mismo domicilio social.
Las alarmas del banco se encendieron al tratarse de una transferencia entre dos empresas de De Cabo sin origen concreto, unas sospechas que se ratificaron cuando saltó a la luz pública el nombre de De Cabo en una operación judicial en España, lo que provocó el bloqueo de la cuenta. Sin embargo, no se trataba de la Operación Crucero, sino de la investigación que lleva Pablo Ruz por Nueva Rumasa, empresa de la familia Ruiz Mateos, comprada por De Cabo cuando se encontraba en la quiebra. Cuando el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 constata que ese dinero no tiene relación con su investigación, informa a Velasco del bloqueo de esa cuenta y se inhibe a favor de su juzgado.
Precisamente es el resultado de esta comisión rogatoria el que ha provocado que el ‘liquidador’ haya remitido un escrito a Velasco solicitándole declarar para aclarar los datos de la trasferencia de casi cinco millones de euros a travíés de una de sus empresas. De Cabo, en prisión bajo fianza de quince millones de euros, se negó a contestar a las preguntas del juez y del fiscal cuando fue detenido alegando que no era el momento oportuno para contestar.
Junto a íél, tambiíén quiere dar su versión de los hechos, cuatro meses despuíés de su detención, Iván Losada, mano derecha de De Cabo, igualmente en prisión bajo fianza de diez millones de euros. Según la investigación, Losada tenía un sueldo anual de 500.000 euros en Viajes Marsans cuando la compañía ya ni siquiera podía pagar las nóminas a sus trabajadores. Ambos, que comparten el mismo abogado, están a la espera de que el instructor les cite un día para escuchar su versión de los hechos.