Eliminar o reducir las múltiples deducciones en el Impuesto sobre Sociedades, implantar un nuevo impuesto ecológico para los automóviles y elevar la fiscalidad sobre los impuestos especiales, fundamentalmente en los carburantes, son algunas de las medidas que están estudiando los responsables del Ministerio de Hacienda para acometer esa "reestructuración de la carga tributaria", utilizando las palabras del ministro Montoro, que permite cumplir con las recomendaciones de la UE y paliar la caída en los ingresos tributarios.
Medidas que, como adelantó el pasado miíércoles el presidente del Gobierno, irán acompañadas de una rebaja "selectiva" de la fiscalidad sobre las pymes. "En este momento, creo que para la pequeña y mediana empresa deberíamos hacer un esfuerzo, y si estamos en condiciones de hacerlo, lo haremos", dijo Rajoy en el Congreso. Palabras que ayer corroboró su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
De hecho, el último informe de la Comisión Europea sobre España insistía, en materia de fiscalidad, en tres medidas básicas: elevar los tipos reducido y superreducido del IVA, reducir la deducciones fiscales y subir los impuestos mediombientales sobre todo en energía y carburantes.
Pues bien, descartada en principio cualquier modificación del IVA, si creemos a Montoro, las medidas recaudatorias en las que trabaja el Gobierno para acompañar la segunda oleada de reformas que se ha anunciado para el próximo día 26 se van a centrar en Sociedades y en la llamada fiscalidad verde.
La ingeniería financiera
En materia de Sociedades, los tíécnicos de Hacienda son conscientes de que la recaudación por este impuesto no llega al 10 por ciento de
la totalidad de los ingresos tributarios y que es necesaria una modificación a fondo de tantas deducciones y bonificaciones, que no sólo están mermando la capacidad recaudatoria, sino que provocan una discriminación entre lo que tributan las grandes empresas, que tienen acceso a todas estas deducciones, y las pymes, que pese a tener un tipo teórico cinco puntos inferior pagan, en tipos efectivos, casi cinco puntos más de media.
En este aspecto y aunque aún no hay nada decidido, fuentes del Departamento que dirige Cristóbal Montoro apuntan que podrían reducirse o suprimirse las deducciones sobre gastos financieros, de refinanciación de deuda, las relativas a la compra de empresas en píérdidas o la deducción por inversiones en el exterior. Es decir, aquíéllas que las empresas utilizan para hacer "ingeniería contable y financiera".
Respecto a los impuestos especiales, la subida fiscal sobre las gasolinas y gasóleos se justificaría por presiones de Bruselas, al tiempo que se añadiría una nueva figura tributaria que grabaría, a partir de 2014, a los vehículos de tracción mecánica, vinculado a las emisiones de dióxido de carbono y en función de su capacidad contaminante.
No se esperan, en principio, cambios en la estructura del IRPF y el IVA. En el caso de la imposición sobre la renta, responsables de Hacienda descartan integrar en una sola base el IRPF y la tributación de las rentas de capital, tal y como había propuesto este fin de semana el secretario general del PSOE, Alfredo Píérez Rubalcaba.
En caso de necesidad sí podrían limitarse algunas deducciones, especialmente en la aportación a los planes de pensiones y las desgravaciones que quedan para adquisiciones de viviendas anteriores a 2012.
Caída de ingresos
En el caso del IVA, las fuentes consultadas insisten en que no se van a subir los tipos, ni el general, ni los reducidos. Tampoco se quiere sacar algunos productos y servicios de esta tributación reducida y superreducida. Y si, como solución de último recurso, hubiera de moverse alguno, no afectarían a los productos de primera necesidad, al transporte, la hostelería o las actividades vinculadas al turismo.
Los responsables de Hacienda estiman que estas medidas bastarían para conseguir que Bruselas díé vía libre para flexibilizar los plazos de la consolidación fiscal, elevado al 6 por ciento el objetivo de díéficit para este año, frente al 4,5 por ciento inicial, y alargando en dos años más el cumplimiento de la meta del 3 por ciento del PIB.
Además, esta "reestructuración" ayudaría a paliar la fuerte caída de los ingresos fiscales que, en el conjunto de los dos primeros meses de 2013 acumulan un descenso interanual del 11,1 por ciento, hasta 27.241 millones de euros, que contrasta con la subida del 3,7 por ciento prevista para todo el ejercicio.
La mayor caída porcentual se produce en la recaudación por IVA que ha bajado un 5,9 por ciento, mientras que los descensos en los ingresos por IRPF e Impuestos Especial son del 5,2 y del 1,3 por ciento, respectivamente.